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La esperanza es un camino


Esta obra de José Mª Recondo (Narcea, 2010) es recensionada por José Luis Celada.

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La esperanza es un camino

Autor: José Mª Recondo

Editorial: Narcea

Ciudad: Madrid

Páginas: 140

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(J. L. Celada) Corren tiempos grises e inciertos, para el mundo y para la Iglesia; días en los que la esperanza parece cotizar a la baja. Sin embargo, es en este preocupante escenario de indiferencia religiosa, crisis matrimonial y ministerial, descenso vocacional…, donde deben cobrar verdadero sentido las palabras de Benedicto XVI: “Quien tiene esperanza vive de otra manera; se le ha dado una vida nueva” (Spe Salvi, n. 2).

Y a ello nos invita este libro. El sacerdote argentino José Mª Recondo nos propone descubrir aquí cómo La esperanza es un camino que el cristiano debe recorrer (y cultivar) a diario en compañía de Dios. Su fidelidad es el “cimiento” de tan preciado don y la mejor garantía de fecundidad (que no de éxito).

La obra se estructura en seis capítulos, que trazan el largo y apasionante viaje de encontrar sentido a la existencia. Antes, una breve introducción nos anticipa el origen de estas páginas: un encuentro nacional de sacerdotes en Argentina. Se habían cumplido entonces (2008) diez años del fallecimiento del cardenal Eduardo Pironio, cuyo testimonio y enseñanzas inspiraron aquella cita y atraviesan ahora estas reflexiones.

Tras describir los rasgos del momento actual (secularista, relativista, de “disgusto difuso” o “sordo malestar”) y lo que supone el hecho de “Esperar en tiempos difíciles”, el autor identifica las “pseudoesperanzas” que se cruzan en el camino en forma de tentaciones que amenazan el hallazgo de la verdadera esperanza: optimismo, seguridad, autorrealización… Para superarlas, Recondo apela al reclamo paulino de ser “Alegres servidores de la esperanza”. No importa la edad. Sólo reconocer los propios límites y redoblar esa actitud de “vigilancia evangélica” que nos permite advertir la presencia y los designios de Dios.

Hacia su ecuador, el libro nos llama a cuidar y “Cultivar la esperanza”. Desde la confianza infantil, como peregrinos que acampan en medio de la humanidad y con la paciencia que Dios emplea para salvar al mundo. Una pedagógica guía para “aprender a esperar”, a caballo entre los deseos, los sufrimientos y los sueños, nos conduce a un último apartado (“Un testigo entre nosotros”), dedicado al cardenal Pironio. Porque su vida es un buen ejemplo de cómo purificar y sostener esa esperanza, por más sombrío que se presente el horizonte. Sus palabras (y las de Recondo) nos enseñan que es algo posible… y necesario.

En el nº 2.710 de Vida Nueva.

Actualizado
04/06/2010 | 08:32
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