Un libro de Aristide Fumagalli (Sal Terrae) La recensión es de José Manuel Caamaño
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Título: La cuestión del gender. Claves para una antropología sexual
Autor: Aristide Fumagalli
Editorial: Sal Terrae
Ciudad: Santander, 2016
Páginas: 149
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JOSÉ MANUEL CAAMAÑO | La exhortación apostólica Amoris laetitia afirma que uno de los desafíos actuales de la familia surge de una ideología llamada gender, cuyo principal presupuesto está en la escisión entre el sexo biológico y el papel sociocultural del sexo, con la consecuente negación de la diferencia y reciprocidad natural entre hombre y mujer. Tal ideología, extendida en diversos proyectos educativos y directrices legislativas, presenta una sociedad sin diferencias de sexo, vaciando el fundamento antropológico de la familia.
Por ello no sorprende que la ideología de género constituya una preocupación para la Iglesia, tal como nos muestran numerosos documentos de los últimos años, como La verdad del amor humano (2012), de la Conferencia Episcopal Española, que dedica varios números a la construcción constructivista del sexo propia de las expresiones de la ideología de género.
En cualquier caso, la cuestión del gender es uno de los desafíos para la concepción antropológica y moral del cristianismo. Pero un desafío sobre el que casi siempre se habla sin matices, englobando sus diferentes expresiones bajo la única rúbrica de la “ideología de género”. Por eso es tan de agradecer la publicación de obras como la del profesor de Teología Moral Aristide Fumagalli, dado que “la cuestión del gender resulta inmediatamente confusa a partir del mismo término que la evoca”.
Esta obra, La cuestión del gender, consta de dos partes. En la primera, el autor analiza los distintos significados del concepto de gender y el desarrollo de las teorías de género (paridad, construcción, deconstrucción e individualización), así como su incidencia en el ámbito político-jurídico y su recepción en la Iglesia católica. A pesar de lo sintético de su análisis, Fumagalli hace una magnífica labor de clarificación, ofreciendo así elementos que posibiliten distinguir entre las posibles desviaciones de la ideología de género y los valores positivos de las perspectivas de género.
Al final de esta primera parte, el autor anticipa algunas coordenadas antropológicas y bíblicas que orientan ya la segunda parte de la obra, en la cual se ofrece una introducción a una antropología sexual que, más que difuminar las diferencias entre hombre y mujer, defiende su diferente identidad, cuyo valor se pone más de relieve en el encuentro interpersonal. Es en este encuentro en donde se reflejan con mayor claridad las distintas dimensiones humanas (corpórea, cultural, temporal y trascendente) y también la plenitud de la experiencia sexual.
Una obra, por tanto, oportuna y que trata con prudencia uno de los retos antropológicos de la cultura actual ante el que conviene evitar prejuicios, para que la identidad sexual de las personas y una excesiva generalización de las valoraciones no impida ver lo positivo de las perspectivas de género, pero tampoco los límites de sus distorsiones o radicalismos que surgen cuando la cuestión del gender deriva hacia reivindicaciones ideológicas que corren el riesgo de difuminar la propia condición humana.
Publicado en el número 3.011 de Vida Nueva. Ver sumario
