Este libro de José Mª Rodríguez Merino (Dykinson S.L., 2008) es recensionado por José Ramón Amor Pan.
Ética y derechos humanos en la era biotecnológica
Autor: José Mª Rodríguez Merino
Editorial: Dykinson S.L.
Ciudad: Madrid
Páginas: 262
(José Ramón Amor Pan) La edición en forma de libro de artículos previamente publicados tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Entre las primeras, cabe destacar que se facilita al lector el acceso a textos que de otra manera pueden resultar bastante más difíciles de conseguir, dispersos por mil sitios; además, al reunirlos, se facilita también el hacerse una idea más global y unificada del pensamiento del autor en cuestión. Pero no todo son ventajas: el libro puede quedar en una mera yuxtaposición de materiales sin hilo conductor y, por otra parte, el tiempo no perdona, y algunas referencias, datos o la bibliografía pueden quedar obsoletos, si no se toma uno la molestia de proceder a su actualización.
Quien se dispone a publicar una obra de estas caracterísitcas (autor y, en este caso concreto, la Cátedra de Teología y Ciencias de la Religión de la Universidad Carlos III de Madrid) debe ponderar muy seriamente todo ello, para ver si merece la pena ponerse manos a la obra. Suponemos que ambos lo han hecho con Ética y derechos humanos en la era biotecnológica, así como el Ministerio de Cultura, que ha otorgado una subvención de 4.590 euros para adquirir 300 ejemplares de la obra en cuestión con destino a las bibliotecas públicas españolas.
Del contenido de este libro (sumamente variado y heterogéneo, pues aborda tanto cuestiones de biotecnología como de praxis médica y del cuidado debido a las personas ancianas), me permito destacar dos elementos. El primero de ellos, un neologismo acuñado por José Mª Rodríguez Merino (biotecnética), y que no ha tenido relevancia alguna, pues -como señala el propio prologuista del libro, el profesor Diego Gracia– una de las primeras condiciones de todo neologismo es la eufonía, y éste, me temo, no pasa la prueba: con las palabras nuevas hay que tener siempre mucho cuidado y ver muy bien si realmente se necesita un nuevo término o si, por el contrario, no estaremos rizando el rizo.
Solidaridad
El segundo elemento que quiero subrayar, mucho más sugerente para quien esto escribe, es la inclusión de la solidaridad como uno de los principios bioéticos fundamentales (páginas 136-140), al que Rodríguez Merino llega a calificar como “el principio bioético del siglo XXI”. Sin llegar a tanto, sí creo que la solidaridad es un complemento indispensable en estos momentos para el principio bioético más tradicional de la justicia.
En el nº 2.645 de Vida Nueva.
