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“Juan Pablo sembró, Benedicto cultivó y Francisco empieza a recoger”


Nuevo libro de la vaticanista española que más conoció a Juan Pablo II

JAVIER RODRÍGUEZ | Conoce bien las interioridades de la Santa Sede, de las que informa para varios medios, pero si de un papa atesora conocimiento Paloma Gómez Borrero (Madrid, 1934) es de Juan Pablo II, a quien acompañó durante 27 años de pontificado, en 104 viajes por 160 países y de quien recibió el título de Dama de la Orden de San Gregorio Magno. Sabedora de que se reconocería su santidad, la periodista presenta ahora Juan Pablo II. Recuerdos de la vida de un santo (Plaza & Janés, 2014), un recorrido por su papado y un homenaje a la persona.

PREGUNTA: Toda una vida al lado de un santo…

RESPUESTA: Retransmití su fumata bianca y le seguí hasta su muerte, estaba junto a su secretario, Stanislaw Dziwisz, y la familia papal viendo cómo esas manos de montañero polaco se afilaban por el sufrimiento. Allí recordé sus palabras: “Quiero ser barrendero del mundo para dejar caminos limpios y que pasen el amor y la paz”; y me despedí diciendo: “Santidad, ahora barres el Cielo”. Nos enseñó a sufrir, podría haber renunciado, pero estaba convencido de que no tenía que bajarse de la cruz.

P: ¿Cuál fue su primera impresión sobre él?

R: La de un papa joven, deportista, con gran atractivo, que conquistó la plaza; y conquistar a los romanos es difícil cuando no eres italiano. Esa espontaneidad no estaba prevista. “¡Si me equivoco, me corregiréis!”, dijo. Rompió el molde. Ahora los papas hablan al ser elegidos, tanto Benedicto como Francisco. La primera vez que le vi, pregunté por una bendición para España, y contestó: “Para España, todo”.

P: ¿Tenía buena relación con nuestro país?

R: El Papa quiso mucho a España, la visitó hasta cinco veces, y de aquí eran los santos que marcaron su vida: san Juan de la Cruz y santa Teresa de Jesús. Para él, España eran los grandes místicos. Quiso venir antes de ser papa, durante el franquismo, pero como polaco no pudo, por ser de un país entonces comunista.

P: ¿Cuándo supo que sería santo?

R: No tuve duda según le fui conociendo. Era un santo en el día a día, me daba cuenta por su rutina, como su enorme capacidad para rezar… Hasta le pregunté si el breviario polaco era más largo que el resto.

P: ¿Qué otras anécdotas divertidas recoge en el libro?

R: Por ejemplo, las relacionadas con el castellano: el Papa hablaba un español muy divertido y, estando en Cuba, Fidel Castro le regaló un libro diciendo que se había roto la cabeza buscándolo, a lo que respondió: “¿Y se ha hecho usted daño?”.

P: ¿Cuál fue su momento más complicado?

R: Creo que en aquella misa en Nicaragüa cuando le empezaron a gritar los sandinistas: “Cristianismo y revolución no tienen contradicción” y “Papa capitalista, papa imperialista”… Fue muy duro.

P: ¿Y el más satisfactorio?

R: Creo que cuando entró en el Monasterio de la Encarnación de Ávila, con aquellas religiosas que parecían palomas echándose a volar, y la madre Magdalena de Jesús le llamó con las palabras de santa Catalina de Siena: “Dulce Cristo en la Tierra”. Debió sentir una gran emoción.

P: ¿Cómo es el papa Francisco?

R: Le vi el otro día en Santa Marta y se sentó al lado, junto al chófer y el mayordomo, es muy cercano. Vuelve loca a la seguridad, eso seguro. Dice gastar poco en luz, pero mucho en teléfono; necesita el calor humano, sigue siendo el padre Jorge… Si Juan Pablo II fue un huracán que removió la tierra seca y sembró en el mundo entero, Benedicto cultivó y Francisco está empezando a recoger.

FICHA TÉCNICA

Título: Juan Pablo II. Recuerdos de la vida de un santo.

Autor: Paloma Gómez Borrero

Editorial: Plaza & Janés, 2014

Ciudad: Barcelona

Páginas: 208

En el nº 2891 de Vida Nueva.

Actualizado
25/04/2014 | 08:20
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