Una novela de Sam Savage (Seix Barral, 2009), recensionada por Juan Carlos Rodríguez.
El lamento del perezoso
Autor: Sam Savage
Editorial: Seix Barral
Ciudad: Barcelona
Páginas: 272
(Juan Carlos Rodríguez) Después del inusitado éxito de Firmin –un millón de ejemplares vendidos en todo el mundo por una novela acerca del amor a los libros, es todo un acontecimiento–, Sam Savage publica ahora El lamento del perezoso, una novela tragicómica que retrata a Andrew Whittaker, un particular Don Quijote contemporáneo empeñado en ser feliz.
Savage, en cierto modo, prosige la magia iniciada por Firmin, porque si a través de aquel ratón devoralibros quiso mostrar cómo la pasión por la lectura puede cambiar nuestras vidas, aquí cruza el espejo para recrear cómo la escritura puede vencer la soledad y transformar nuestro presente. Porque Whittaker, director de una revista literaria en bancarrota, escribe sin parar para hacer frente al propio derrumbe de su vida, abandonado por su mujer, y de su casa, que se cae a trozos. Así que escribe y escribe, no se detiene, cualquier cosa: bocetos de relatos o novelas, cartas de rechazo a aspirantes a escritores, listas de la compra, delirantes invitaciones, anónimos para sus incívicos vecinos… Y esos textos serán los que se encontrará el lector. Textos que retratan a un tipo empeñado en ser feliz y en defender, pluma en mano, su visión del mundo. Una novela, sin duda, contemporánea, divertida y luminosa.
En el nº 2.672 de Vida Nueva.