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El encuentro


Un libro de Jorge Zazo Rodríguez (Secretariado Trinitario, 2010). La recensión es de José Serafín Béjar.

El encuentro. Propuesta para una Teología Fundamental

Autor: Jorge Zazo Rodríguez

Edita: Secretariado Trinitario

Ciudad: Salamanca

Páginas: 520

(José Serafín Béjar Bacas) El objetivo del presente trabajo –una tesis doctoral defendida meses atrás en la Universidad Gregoriana de Roma bajo la dirección de Salvador Pié-Ninot– radica en usar la fenomenología de la categoría encuentro en el pensamiento de Pedro Laín Entralgo como posible articulación de la disciplina de Teología Fundamental. Para ello, el autor, centrado fundamentalmente en la obra lainiana Teoría y realidad del otro, intenta desbrozar para el lector la necesidad de entender el hecho innegable de encontrarse con otros, ya que, a pesar de la recuperación contemporánea de la importancia del otro para el yo, aún está pendiente, y así opinaba Laín, una teoría general al respecto.

En este sentido, juega un papel determinante, a la manera de crisol hermenéutico, el capítulo de este estudio titulado “La esencia del encuentro” (pp. 123-227). Centrándose concretamente en el volumen II de la obra citada Teoría y realidad del otro, Jorge Zazo Rodríguez ofrece, con gran maestría, una fenomenología del encuentro en cuatro pasos fundamentales: sus supuestos, la descripción, las formas y los resultados.

De esta manera, y a partir de dicha fenomenología del encuentro, el autor se propone ensayar una aplicación de la misma a la Teología Fundamental para responder específicamente a la pregunta de cómo sería posible hablar apropiadamente de la posibilidad de un encuentro del hombre con Dios. Para ello, se ponen en juego, fundamentalmente, dos categorías que podrían evidenciar los contornos específicos de la propuesta del médico y pensador español; a saber: la “corporalidad” y la “nostridad”. De hecho, “la corporalidad es entonces el supuesto de la relación y del encuentro, en cuanto que la conciencia es siempre corporalmente genitiva, corporalmente coexistencial, corporalmente dativa y corporalmente compresencial” (p. 145).

Del mismo modo, la nostridad, entendida como “la clave principal de su propuesta propia” (p. 157), nos habla “de la absoluta necesidad de una vinculación que una previamente los dos sujetos que en un determinado momento inician una relación para que ésta pueda desarrollarse” (p. 439).

Desde estas categorías, aparece, a nuestro juicio bien fundada, una Teología Fundamental con un marcado carácter trinitario (Dios como relación, para iluminar desde el cristianismo la categoría de nostridad) y cristológico (para enfocar, desde el acontecimiento de la Encarnación, la categoría de corporalidad). Así, esta propuesta de fundamental, de tono netamente intrinsecista, pretende dar razón de un encuentro entre Dios y hombre que posee como característica fundamental su real asimetría.

No obstante, se puede sentir la falta de una articulación mayor del binomio Trinidad/Encarnación desde una decidida hermenéutica del Concilio de Calcedonia que, en nuestra opinión, hubiera iluminado problemas apuntados, tales como la coexistencialidad entre Dios y el hombre o la articulación de teologías de trascendencia y de inmanencia. En efecto, ¿no supone una correcta interpretación del calcedonense la articulación clara del binomio Creación/Encarnación? La visión de la creación, en palabras de Karl Rahner, como gramática para un poder decirse de Dios en la Encarnación, ¿no es la condición misma de posibilidad de todo encuentro con Dios en el orden de salvación en que nos encontramos?

Son todas éstas, preguntas que pueden ayudar a ulteriores profundizaciones y debates y que no aminoran, en modo alguno, el meritorio análisis de esta interesante propuesta que nos ofrece Jorge Zazo Rodríguez a lo largo de estas páginas.

En el nº 2.732 de Vida Nueva.

Actualizado
03/12/2010 | 08:34
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