Libros

Dos caminos de encuentro


El Islam explicado a los cristianos y Cristianos y musulmanes, ¿hermanos ante Dios?, dos obras de Robert Caspar y Cristian van Nispen, respectivamente (Mensajero y PPC, 2009). La recensión es de Teresa Losada.

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El Islam explicado a los cristianos

Autor: Robert Caspar

Editorial: Mensajero

Ciudad: Bilbao

Páginas: 286


Cristianos y musulmanes, ¿hermanos ante Dios?

Autor: Christian van Nispen tot Sevenaer

Editorial: PPC

Ciudad: Madrid

Páginas: 191

 

(Teresa Losada Campo, f.m.m.) Adentrase en la compleja realidad que abarca el extenso mundo del Islam sólo puede hacerse si alguien nos guía, y si su saber y destreza brotan de manantiales profundos de comprensión del mundo árabe y del Islam. En estas vertientes desembocan dos vidas como las de Robert Caspar, Padre Blanco, y Cristian van Nispen, jesuita.

  • Veinte años después de la publicación del libro Para una visión cristiana del Islam (Sal Terrae, 1990) volvemos a encontrar el conjunto de esta obra de Caspar con un nuevo título El Islam explicado a los cristianos, apenas sin cambios notorios, porque –como se explica en el prólogo– el conjunto sigue siendo válido y no tiene necesidad de ser modificado. Encontramos como novedoso en el mismo prólogo una primera observación: la presencia del Islam en el contexto mundial y, especialmente, en Europa. Muchos musulmanes, ahora europeos, fueron anteriormente emigrantes. ¿Vamos a asistir a la emergencia de una nueva forma del Islam? La aportación que hace nos ayuda a comprender ciertas dimensiones esenciales del Islam como religión: su culto, su teología, su mística y, en el ultimo capitulo, nos ofrece una visión conjunta sobre el trato que el mundo cristiano ha dado al Islam.

Testimonio común

La lectura del libro rompe estereotipos que nos llevan al respeto y a la aceptación de la diferencia, eliminando siempre la confrontación polémica. Más aun, nos indica que hay cabida para cierta fraternidad en la fe y testimonio común. Estas páginas ofrecen puntos de encuentro entre la teología cristiana y la musulmana, todo ello fruto de un testimonio personal, experiencia profunda de largos años vividos en Túnez, y que el autor describe así: “Mi vida en un ambiente musulmán me ha permitido percibir nítidamente muchos valores humanos y religiosos que para el observador exterior permanecen ocultos”. Ciertamente, la mayoría de los problemas reales son mucho más de origen cultural que religioso.

No cabe duda de que la lectura pausada de la obra de Caspar nos abre nuevos caminos para transitar, nuevos diálogos para emprender y nuevos entendimientos para entablar.

  • En cuanto al libro de Cristian van Nispen, se trata de un “hermoso relato que nos invita a superar las barreras para buscar juntos los audaces caminos que conducen a la fraternidad”.

El autor se acerca al diálogo de la vida con espíritu crítico, mirándolo desde dentro, analizando su presente y su futuro desde la experiencia acumulada de tantos años vividos cerca de los musulmanes en Egipto. Hace una radiografía con luces y sombras con la finalidad de llevarnos a un deseo de profundo cambio. “Si rechazamos el encuentro y el diálogo con los musulmanes, ¿no es en parte porque nuestra pertenencia al cristianismo es en definitiva demasiado ideológica? Esto nos conduce a la cerrazón y a la rigidez. Confinamos a Dios y a los demás en nuestros prejuicios y en nuestras teorías. Por el contrario, si vivimos nuestra religión como una fe, seremos capaces de abrirnos a Dios y a los demás. Sólo los creyentes habitados por la confianza y la Palabra de Dios pueden dejarse sorprender por el encuentro con Dios y con los demás para discernir en él la gracia”, dice así en el prólogo monseñor Jean-Luc Brunin, obispo auxiliar de Lille.

El autor insiste y persiste en que el verdadero campo del diálogo se da en lo cotidiano: “He tenido la oportunidad –escribe– de experimentar hasta qué punto la dimensión espiritual, sin sacarnos de la vida cotidiana, puede convertirse en un verdadero terreno de encuentro entre nosotros, cristianos y musulmanes”. Nos permite ponernos en movimiento unos hacia otros y estar así en verdad “juntos ante Dios” y, por tanto, juntos también para “construir la sociedad y defender al hombre, al ser humano”.

La espiritualidad del encuentro se basa en una llamada del Espíritu creador, ya que todos juntos somos responsables de la tierra, de la creación y de la humanidad, en la cual vale la pena vivir, trabajar y encontrarse. Nada mejor que el contacto personal y la amistad verdadera y sincera; son una gran puerta que se abre y nos adentra en el descubrimiento de la otra religión, y leemos a través de sus líneas que el conocimiento teórico, por importante e ineludible que sea, no deja de ser defectuoso si falta todo lo anterior. El autor reconoce que “tales experiencias hacen que la posibilidad de la vida espiritual como terreno de encuentro entre musulmanes y cristianos deje de ser para mí una convicción teórica y pase a ser una realidad vivida”.

Nueva radiografía

La lectura de ambas obras invitará a hacer necesarios cambios para presentar una nueva radiografía del Islam, porque no olvidemos que una de las consecuencias del miedo es el desconocimiento y, para vencerlo, nada mejor que la información, ya que –queramos o no– el Islam es un factor esencial en el devenir de la
Humanidad.

Dos libros, en fin, que reflejan la honda experiencia académica de sus autores, pero también de diálogo y de vida al lado de los musulmanes, que dejan transparentar un reflejo de la naturaleza de Dios, para crear armonía y fraternidad entre los seres humanos. Dos libros para agradecer en estos tiempos y que, desde mi experiencia con inmigrantes musulmanes, animo a saborear y a olfatear ese perfume que destila Evangelio.

En el nº 2.691 de Vida Nueva.

Actualizado
15/01/2010 | 08:32
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