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‘Dios Padre. Nostalgia, revelación, búsqueda’


Un libro de Bruno Forte (Sal Terrae, 2014). La recensión es de Martín Gelabert Ballester

Dios Padre. Nostalgia, revelación, búsqueda, libro de Bruno Forte, Sal Terrae

Título: Dios Padre. Nostalgia, revelación, búsqueda

Autor: Bruno Forte

Editorial: Sal Terrae, 2014

Ciudad: Santander

Páginas: 117

MARTÍN GELABERT BALLESTER | Toda espiritualidad debe tener un buen fundamento teológico. En los terrenos de la espiritualidad, la imaginación no es buena consejera y conduce al desvarío. Por eso se agradecen libros como el del conocido teólogo italiano Bruno Forte. La reflexión que en él se ofrece es una buena meditación espiritual, por estar sostenida por una buena teología.

Hay dos referencias recurrentes e importantes a lo largo de sus páginas: la parábola de Lucas sobre el padre misericordioso, que tenía dos hijos, sirve para hacer preciosas reflexiones sobre el Padre, sus sentimientos y sus actitudes; sobre la relación de los hijos con el Padre y sobre la relación entre los hermanos. El padrenuestro es la segunda referencia importante en el libro del también arzobispo de Chieti-Vasto.

El libro tiene tres partes. En la primera se reflexiona sobre la nostalgia y la búsqueda del rostro de Dios Padre, que puede hallarse en diversos escenarios de nuestro presente: en las angustias y miedos de nuestro corazón, o en las búsquedas de emancipación que marcan muchos aspectos de nuestra cultura y que pueden conducir a una sociedad sin padres. La segunda parte es una meditación sobre la revelación del Padre en el Antiguo Testamento, que encuentra su confirmación y culminación en la revelación del Padre por parte de Jesús.

En Jesús aparece un Padre humilde: “Solo Él puede hacerse pequeño para dejar espacio a la existencia de otro, porque solo Él ocupa todo lugar. La humildad de Dios consiste en retirarse para que existamos nosotros”; un Padre sufriente: “Dios sufre sobre todo porque su criatura sufre”; un Padre lleno de amor: “El pan es importante, la libertad es más importante, pero lo más importante de todo es la fidelidad constante y la adoración nunca traicionada”; y un Padre para quienes todos sus hijos son importantes, que nos llama a vivir como hermanos y a tener una relación de familia con Él.

La tercera parte es una meditación sobre la pluralidad de situaciones en las que se encuentran los hijos del Padre, que a todos ama: fieles de otras religiones, no creyentes, agnósticos, indiferentes, pero, sobre todos, los pobres y los que sufren. La actitud del cristiano con los que no conocen al Padre de Jesús debe ser de diálogo y encuentro, dando con generosidad y recibiendo con espíritu crítico.

El autor escribe con elegancia. En su obra teológica, y también en este libro sobre Dios Padre, se encuentran páginas que tienen sabor poético, uno de los lenguajes más adecuados para referirse al Inefable. Un ejemplo: al final de su libro, Forte alude a la belleza del rostro de Dios, reflejada en Jesús, “el pastor bello” (según Jn 10, 11).

En el nº 2.930 de Vida Nueva

Actualizado
20/02/2015 | 04:09
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