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Cuando todo calla


Este libro de Silvio José Báez (Editorial de Espiritualidad, 2009) es recensionado por Federico Pastor Ramos.

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Cuando todo calla. El silencio en la Biblia

Autor: Silvio José Báez

Editorial de Espiritualidad

Ciudad: Madrid

Páginas: 208


(Federico Pastor-Ramos) El autor es carmelita descalzo y ha sido profesor de Teología Bíblica en centros de Roma y Centroamérica, pues es nicaragüense de nacimiento. En la actualidad, es obispo auxiliar de Managua. El libro, pues, es obra de un biblista con una buena preparación técnica, que, al mismo tiempo, ofrece su mundo espiritual, sus experiencias vitales. Con ello se muestra, de pasada, que la teología y espiritualidad de América Latina van más allá de la ya conocida y apreciada Teología de la Liberación.

Lo bíblico y lo carmelitano son dos elementos fundamentales para comprender estas páginas. Se trata, en efecto, de una obra de espiritualidad bíblica que se quiere situar en la línea de los grandes escritores espirituales del Carmelo: san Juan de la Cruz, santa Teresa

El tema está suficientemente explicitado en el subtítulo: El silencio en la Biblia. Nos encontramos ante un recorrido por muchos textos bíblicos sobre ese punto. Valgan algunos ejemplos mencionando varios epígrafes: Horizontes negativos del silencio, El silencio: presencia y comunión, El silencio y el secreto, El silencio frente al misterio, Silencio y oraciónDios es silencio, El silencio de Dios y, finalmente, El silencio se vuelve Palabra. Casi todos ellos se refieren al AT y sólo el último trata del NT.

El libro tiene base técnica sobrada. Dice el autor: “El especialista podrá encontrar en él material exegético y teológico útil y original”. Pero lo esencial no está en ese aspecto, sino que es una lectura espiritual al estilo de la que hacía en el ambiente bíblico español el maestro –¡bien puede llamársele así!– Luis Alonso Schökel. Lectura, meditativa y reflexionada, a un nivel accesible a cristianos interesados en la espiritualidad. Lectura que introduce a la oración personal y, por tanto, a todos los creyentes.

Polisemia

En cuanto al contenido, se tocan aspectos muy diferentes, humanos y divinos, negativos y positivos… del silencio. Una de las riquezas de la obra, y en esto sorprende, es que no se habla del silencio sólo en sentido positivo, como se podría esperar de la tradición contemplativa. Se afronta la polisemia del silencio, que hasta puede llegar a representar el fin definitivo (p. 183), pues, como dice P. Bovati en el prólogo (p. 15), “el infierno en el verdadero sentido de la palabra acontece donde falta la voz de Dios. El infierno, el ‘reino del silencio’ (Sal 94, 17), ocurre cuando Dios no responde”.

Sin embargo, predomina la consideración más positiva del silencio, porque, desde la vertiente humana es el modo de apreciar el misterio que Dios es y de prepararse al contacto con Él, aparte de ser una oportunidad –hoy muy escasa– de ahondar también en nosotros mismos.

En ocasiones, el autor extiende su reflexión a pasajes bíblicos en los que los protagonistas no hablan y, por tanto, están en silencio, pero ejecutan acciones y se comunican así.

Se pasa revista a todos los grupos de libros que aparecen en el Antiguo Testamento, pero, como puede suponerse, hay algunos más utilizados, como son los Profetas y los Salmos.

Personalmente, los puntos que más me han interesado son los que se refieren a Dios como silencio y misterio y al silencio de Dios. Hubiera esperado alguna alusión más a La Noche Oscura, de san Juan de la Cruz, y a la experiencia de la desolación espiritual como silencio de Dios.

Destacar el comentario de la experiencia de Elías narrada en 1 Re, 19, 9-18, y que lleva el título de Una voz de silencio sutil (pp. 134-142), en la que el profeta, en sus primeros tiempos, violento y tonante, aprende a reconocer a Dios profundizando en su presencia silenciosa y, paradójicamente, captando así su Palabra.

Estamos acostumbrados –¡quizás demasiado o con demasiada ligereza!– a hablar de la Palabra de Dios. Es claro que podemos y debemos hablar del Señor Jesús en estos términos, y el autor lo hace en el capítulo final. Este libro nos ofrece la oportunidad de ahondar en tal Palabra y en Dios mismo precisamente a partir de los silencios presentes en la Biblia.

Nota final: las abundantes expresiones hebreas, transliteradas y traducidas, aportan cercanía al texto veterotestamentario, pero se hubieran podido omitir. En cambio, un índice de citas bíblicas hubiese ayudado no poco.

En el nº 2.695 de Vida Nueva.

Actualizado
12/02/2010 | 08:33
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