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Creer, ¿para qué?


Creer ¿para qué?

Autor: José Antonio Pagola.

Editorial: PPC

222 páginas.

Texto : E. García

Es un libro para estos días de  secularismo, de irreligiosidad,  de ateísmo, o de alejamiento. No es una época de la muerte de Dios, pero sí de un Dios que parece estarse alejando.  El padre José Antonio Pagola, director del Instituto de Teología y de Pastoral en San Sebastián y autor, entre otros libros, de “Jesús, aproximación histórica”, con nueve ediciones publicadas,  cree que se trata de un alejamiento del hombre, y lo dice con la autoridad que le dan un intenso trabajo pastoral y una larga búsqueda sobre este signo de nuestro tiempo. Estudia sus causas y las encuentra múltiples y variadas. De ahí parte para hacer entender lo que está sucediendo. La creencia está en crisis por los  escándalos en la Iglesia – una vieja, permanente y eficaz causa- también es protesta contra las posiciones de la Iglesia frente al sexo; es el resultado de la desesperación ante la desgracia porque “Dios pudo y debió haberla evitado”. es una actitud intelectual que se toma en nombre de la ciencia, o de la libertad de pensamiento; también ocurre porque el trajín intenso de la vida de hoy no deja tiempo para las cosas de la religión; o porque la pastoral de la Iglesia es anacrónica, e incomprensible, o poco inspiradora.

Las razones se acumulan y a ellas obedecen no solo los alejados de afuera, también los de adentro de la Iglesia. Son esos creyentes ateos que viven lo religioso de dientes para afuera. ¿Qué hacer con ellos y para ellos? El libro es parte de la respuesta de Pagola a esa pregunta. A lo largo del libro aparece una imagen de Dios que contradice la imagen corriente, creada por una catequesis tradicional, convertida en caricatura por los prejuicios y el desconocimiento. Este desmonte de lugares comunes, da al lector honesto una visión  renovada de Dios, como la que debieron descubrir los judíos influidos por el viejo testamento, al escuchar a Jesús.

“Lo que caracteriza a Dios no es su poder, tampoco la sabiduría”, afirma Pagola ante los que guiados por algún catequista se quedaron con la visión del Dios que todo lo puede y todo lo sabe. “Dios no lo puede todo… sólo puede y quiere, hacerte el bien. No puede rechazarte, no puede odiarte, buscar tu mal o destruirte”.

“No es que Dios tenga amor hacia nosotros, no es que sienta amor hacia ti o hacia mí. No. Dios es amor, de Dios solo puede brotar amor”. Es una idea infantil  que para que  Dios te acepte, tienes que comportarte bien. “Es una idea falsa. Dios no te ama porque tú seas bueno, te amará porque es bueno Él”. También es infantil  temerle a Dios juez, “Él no se parece en nada a los jueces que han de atenerse a leyes; Dios no está sometido a ninguna ley, sólo se atiene a su amor infinito”.

Quien cree en un Dios que vive anotando en detalle errores y pecados, está equivocado: “no es un Dios resentido, ni enfadado. Dios no es así. No tiene un corazón pequeño”.

Es común la idea de que el pecado ofende a Dios, pero la realidad es otra.

“El pecado te hace daño, te deshumaniza, te encierra en ti mismo. No te deja vivir con dignidad”. El pecado ofende al hombre, no a Dios. Este perfil de Dios es un paso inicial y definitivo para superar alejamientos; está apoyado en la imagen de Dios que se reveló en Cristo y que permite confiar: “es difícil que la fe en Dios pueda brotar y crecer en un corazón desconfiado”. Así se abre el camino para perder el miedo, y reconciliarse con la vida: “un creyente es una persona que ha aprendido a saborear la vida en la fuente”.

Actualizado
03/02/2011 | 00:00
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