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Comunión y alteridad


Una obra de Ioanni D. Zizioulas (Sígueme, 2009) recensionada por Pedro Langa.
Libro-Comunión-y-alteridad

 

Comunión y alteridad. Persona e Iglesia

Autor: Ioannis D. Zizioulas

Editorial: Sígueme

Ciudad: Salamanca

Páginas: 400

 

(Pedro Langa) El autor de estas sutiles páginas de teología fundamental es hoy primera figura de la Ortodoxia, hombre de libros y teólogo de formación universitaria y alta cátedra que alterna con la Divina Liturgia en cuanto metropolita de Pérgamo y copresidente de la Comisión Mixta Internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa en su conjunto.

Su tesis de doctorado en 1965, dirigida por Florovsky y defendida en la Universidad de Atenas, trató de La unidad de la Iglesia en la divina eucaristía y en el obispo durante los tres primeros siglos. Se dio a conocer con El ser eclesial (a. 2003), monografía cuya bóveda sustenta la tríada persona, comunión e Iglesia. Complemento ahora es Comunión y alteridad, inteligente agrupamiento de ensayos (ya publicados algunos) en torno a los conceptos de persona e Iglesia, sobre la base de una ontología relacional donde la comunión es idea clave tanto de la eclesiología como de la antropología.

Retoma Zizioulas aquí, pues, la esencial categoría de la comunión para abordar otra hoy no menos importante: la alteridad. Su nexo ilumina temas nodulares que esbozan una singular teología sistemática: Dios, relación trinitaria, concreción del encuentro divino en la Iglesia, vida sacramental, compromiso ético. Desciende luego hasta el hombre actual y sus problemas: individualismo, sexualidad, posmodernidad, ecología, oración. La monografía invita a purificar muchos supuestos adquiridos acerca de los núcleos de la fe, para analizarlos con mayor destreza desde la Escritura y los Padres griegos –pasando por las primeras implicaciones cristológicas y pneumatológicas– hasta el diálogo con la filosofía moderna. Si el acento en El ser eclesial recae sobre la importancia de la relacionalidad y de la comunión para la unidad, aquí, en cambio, predomina la alteridad.

Modelo trinitario

Lo difícil de reconciliar comunión y alteridad en nuestra cultura puede también aplicarse a la vida de la Iglesia, contando siempre con que el único modelo posible para poder afrontar dicha relación es el de la Trinidad, pauta en eclesiología y antropología. Es en la Iglesia donde la comunión con el otro refleja por completo como existente dicha relación en la Santísima Trinidad, en Cristo y en el Espíritu. Todo ello se concreta en la Iglesia mediante el bautismo y la eucaristía, en la cual unidad y comunión no destruyen, sino que sustentan la diversidad y la alteridad. Zizioulas matiza con maestría éstas y otras observaciones, de consecuencias antropológicas centradas la mayoría en el concepto de persona. Expone así que la Persona es alteridad en comunión y comunión en alteridad, pero también libertad, y creatividad.

Los capítulos discurren diversamente: el primero por vías de alteridad ontológica, pues respetar ésta no es asunto ético, sino de la ontología. De sus efectos tratan los otros, expuestos con ayuda de la teología trinitaria de los Padres griegos, ecuménicos sobremanera, para quienes comunión y alteridad son parte básica de la doctrina trinitaria. El 6 y el 7 se adentran en la esfera de la economía divina, es decir, la alteridad no en clave personal, como en la doctrina trinitaria, sino a nivel natural, punto decisivo por atingente a la relación entre fe bíblica y mundo griego. El 8 y último es una aplicación de lo anterior a la experiencia eclesial.

Yves Congar consideró a Zizioulas uno de los más originales y profundos teólogos de nuestro tiempo, y estas páginas así lo corroboran. Atenas, Glasgow, Harvard, Edimburgo, Tesalónica y Londres configuran su elevado temple intelectual, y la Ortodoxia (a la que pertenece), el Anglicanismo y el Catolicismo hallan en su pluma al eximio valedor de una teología renovada que, bebiendo en la patrística, busca respuestas a los problemas hodiernos. Los aborda todos desde una hermenéutica y con una sensibilidad que buscan profundizar en la verdad perenne del cristianismo y ofrecer su sentido pleno al hombre de esta hora.

Libro llamado a reportar provecho a profesores de teología, biblistas y patrólogos. En sus cristalinas páginas los alumnos universitarios, y hasta el lector de a pie, recibirán diáfana luz. Con todo, quienes más de enhorabuena pueden estar son los ecumenistas y ecumenólogos.

En el nº 2.672 de Vida Nueva.

Actualizado
28/08/2009 | 10:03
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