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Cerebro y trascendencia


Un libro de Ramon Maria Nogués (Fragmenta Editorial, 2013). La recensión es de Alfonso Novo

Cerebro y trascendencia, libro de Ramon Maria Nogués, Fragmenta Editorial

Título: Cerebro y trascendencia

Autor: Ramon Maria Nogués

Editorial: Fragmenta Editorial, 2013

Ciudad: Barcelona

Páginas: 256

ALFONSO NOVO | Cuando se considera al ser humano desde una perspectiva puramente naturalista, en ocasiones puede surgir la cuestión sobre el aparente exceso innecesario de muchas de sus dimensiones mentales. ¿Qué eficacia evolutiva tienen el arte o la cultura? ¿De dónde surge la percepción del yo? Las ideologías dualistas atribuyen esa exuberancia a un principio sustantivo no material, e irreducible a lo físico, que está intrínsecamente dotado para percibir lo que va más allá de los sentidos.

El monismo materialista (calificado con frecuencia de reduccionista), por su parte, busca interpretarla como epifenómeno de la condición física del ser humano, quien, en su evolución, ha producido esa sobreabundancia no fácilmente explicable desde un utilitarismo inmediato, pero que tiene un fundamento inconsciente en los propios mecanismos biológicos. Para sortear esas dos soluciones, Nogués opta por el modelo emergentista, según el cual la mente no se reduce a la red nerviosa, pero es coextensiva con ella.

A lo largo de los distintos capítulos, el autor, entrelazando elementos proporcionados por su competencia en biología, filosofía y teología, aborda temas tan interesantes como la emergencia del yo y la singularidad humana frente al resto del mundo animal, las estructuras cerebrales y su complejidad, que posibilitan tanto el universo racional como el emocional, así como las diversas modalidades de la trascendencia.

La palabra trascendencia en este contexto va más allá de su uso habitual, pues designa “una forma peculiar de conocimiento y de expresión compleja, abierta, que configura nuestra originalidad mental”, y “que permite a la mayoría conformar el sentido del vivir”.

La complejidad emergente del cerebro humano lo hace sensible a la percepción de dimensiones que trascienden la inmediatez física: el Todo, el Adentro (el yo), el Arriba (lo que podría considerarse equiparable a la trascendencia, en el sentido común del término) y el Otro. Dado que la trascendencia es una experiencia inicialmente subjetiva, se configura explícitamente de forma social y lingüística en diversas expresiones culturales, de las que se destacan las religiones, las tradiciones de sabiduría y los movimientos espirituales.

Termina el libro sugiriendo que las religiones deben ceder competencias que antes consideraba propias: el conocimiento a la ciencia y la gestión de la sociedad a la política. La religión ha de salir de la religión, no por disolución, sino favoreciendo que la sociedad civil asuma muchos de sus valores.

En el nº 2.863 de Vida Nueva.

Actualizado
19/09/2013 | 19:36
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