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Así empezó el cristianismo


Un libro editado por Rafael Aguirre (Verbo Divino, 2010). La recensión es de Federico Pastor Ramos.

Así empezó el cristianismo

Edición a cargo de: Rafael Aguirre

Editorial: Verbo Divino

Ciudad: Estella

Páginas: 600

(Federico Pastor) Se trata de una obra colectiva, fruto del esfuerzo colectivo, bajo la coordinación de Rafael Aguirre, conocido exegeta de Nuevo Testamento (NT) en la Facultad de Teología de Deusto, el cual se encarga del primer capítulo (“El proceso de surgimiento del cristianismo”), y del quinto (“La segunda generación y la conservación de la memoria de Jesús: el surgimiento de los evangelios”).

Los demás autores son: Esther Miquel, que expone “El contexto histórico y sociocultural” (cap. II); Santiago Guijarro (UPSA), “La primera generación en Judea y Galilea” (cap. III); Carlos Gil (Deusto), “La primera generación fuera de Palestina” (cap. IV) y “El desarrollo de la tradición paulina” (cap. VI); Carmen Bernabé (Deusto), “Las comunidades joánicas: un largo recorrido en dos generaciones” (cap. VII) y “El Apocalipsis: una postura de resistencia ante el Imperio” (cap. VIII); David Álvarez (Estudio Agustiniano de Valladolid), “La Didajé en el proceso formativo del cristianismo” (cap. VIII) y “El cristianismo en el Imperio romano (siglos I-II)”, tratado en el cap. IX; Fernando Rivas (Comillas), la “Primera Carta de Clemente Romano a los Corintios e Ignacio de Antioquía” (cap. VIII), “El nacimiento de la Gran Iglesia” (cap. X) y un “Elenco de la literatura cristiana primitiva”. Finalmente, Elisa Estévez (Comillas) se acerca a “Las mujeres en los orígenes cristianos” (cap. XI).

Dado el espacio, prescindiré de señalar en detalle los temas. Baste decir que tratan de las tres primeras generaciones cristianas, por lo que estudian prácticamente todos los grupos de libros del NT, así como otros escritos de los llamados Padres Apostólicos. Como puede verse, hay, además, algunos estudios con perspectivas más amplias que los propios textos y, por ello mismo, muy interesantes.

El libro es, de alguna manera, resultado de un seminario de investigación que, bajo la dirección del editor, han realizado no pocos miembros de la Asociación Bíblica Española, como da cuenta el mismo Aguirre en su aleccionadora introducción. El título del seminario ha sido Orígenes del cristianismo, lo cual responde exactamente al contenido de la obra, porque no estamos ante un trabajo directamente exegético, sino “a medio camino” entre el NT y la historia del cristianismo. Por ello, entre los autores se mezclan biblistas, historiadores y patrólogos.

Una característica no tan frecuente entre nosotros referente a las obras en colaboración, y que es fruto de lo que acabo de señalar acerca de los antecedentes del trabajo: no estamos ante unos artículos, por documentados que sean, simplemente yuxtapuestos, en los cuales los respectivos autores exponen sus ideas, sino frente a un esquema orgánico, compartido y comentado entre ellos para conseguir una apreciable unidad.

La utilidad de la obra puede resumirse, como se indica en las pp. 24-25, así: 1) desmonta la pretensión de que la Iglesia y lo que hoy entendemos por cristianismo está edificado sobre un colosal fraude inicial; 2) también hace ver que no es exacto decir que la Iglesia procede de decretos fundacionales directos de Jesús y que el futuro tiene que ser la mera reproducción del modelo del pasado, lo que en realidad equivale a la prolongación del presente.

Se muestra, en cambio, 3) que los orígenes del cristianismo son, más bien, un proceso histórico, por tanto contingente, que tiene su punto de partida en Jesús de Nazaret y sus discípulos, pero que supone toda una historia posterior en la que entraron en juego factores muy diversos… una institución que tiene todo el derecho a darse una normatividad vinculante para los tiempos posteriores… y predispone para una consideración más flexible de las estructuras eclesiales y está más abierta para aceptar desarrollos posteriores.

Por medio de un uso sensato de los modernos métodos interpretativos, entre los que destaca el sociológico, los autores colocan adecuadamente, y sin dogmatismos o pre-juicios de ningún tipo, el fenómeno cristiano inicial en su adecuada perspectiva, aunque ello no siempre coincida con ciertas visiones muy comunes en el pasado y todavía presentes en extensos círculos de la actualidad. No entran en polémica o discusión alguna con ellas, sino que presentan seria y claramente datos de los que el lector podrá sacar no pocas e interesantes conclusiones para hoy día.

No es éste el único mérito del libro. Por señalar algunos, aparece en una lectura reposada no poco de lo que hoy es opinión mayoritaria sobre, por ejemplo, el proceso de composición de la obra de “Juan”, los Sinópticos o la obra paulina. Igualmente, para quien no disponga de tiempo o medios para asimilar la abundante información sobre la Didajé, las Cartas de Ignacio de Antioquía y la Primera Carta de Clemente Romano a los Corintios, tiene aquí una buena y fiable oportunidad de conseguirla.

También llama la atención la breve y acertada exposición relativa a los Evangelios apócrifos (pp. 251-254), especialmente cuando hay una cierta tendencia –muy minoritaria, por cierto, entre nosotros– a conceder a estos escritos una autoridad no irrelevante. Y así el resto de los temas afrontados.

Una de la conclusiones que el lector –casi cualquier lector– puede extraer de las exposiciones de la obra es la sorprendente multiplicidad del cristianismo de las dos/tres primeras generaciones y, por tanto, que una pretendida uniformidad que ha surgido en algunos momentos posteriores no puede reclamar para sí el testimonio del NT y de la Iglesia primitiva, sino más bien lo contrario.

Evidentemente, no todas y cada una de las líneas del libro son indiscutibles. Pero se debe decir que siempre son serias y fundadas. Por lo cual, no cabe otra cosa que recomendar sinceramente la lectura de esta obra, accesible no sólo a especialistas, sino a un público amplio interesado en estos temas.

En el nº 2.743 de Vida Nueva.

Actualizado
24/02/2011 | 11:42
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