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Ángel Antonio Pérez Gómez: “El futuro no me asusta, sí saber afrontar sus retos”


Jesuita y periodista, exdirector de Ediciones El Mensajero del Corazón de Jesús
Ángel Antonio Pérez Gómez, jesuita y periodista, exdirector de Ediciones El Mensajero del Corazón de Jesús

J.L. CELADA | El próximo 3 de febrero se cumplirá un siglo de la firma ante notario, en Bilbao, de la constitución de Ediciones El Mensajero del Corazón de Jesús, integrada actualmente en el Grupo de Comunicación Loyola. Uno de sus directores durante esta larga andadura fue el riojano Ángel Antonio Pérez Gómez (Calahorra, 1944), cuya etapa al frente de la editorial (1994-2009) no solo supuso el remozado de las instalaciones o el rejuvenecimiento de la plantilla, sino que fue testigo –entre otras novedades– del lanzamiento de una nueva versión de La Biblia del Peregrino para América Latina, con comentarios a pie de página de corte pastoral y popular, rebautizada como La Biblia de nuestro pueblo y de la que se han vendido más de un millón y medio de ejemplares. Director de la desaparecida revista cultural Reseña (1982-1988) y del mensual Mensajero (1989-1995), la trayectoria de este sacerdote y periodista jesuita ha estado siempre vinculada al sello editor del popular Taco del Corazón de Jesús o del nuevo Ecocalendario. Precisamente, él es el encargado de acercar al lector este 2015 los comentarios al Evangelio Diario.

P. -¿Cómo resumiría este siglo de andadura de Ediciones Mensajero?

R.- Como cien años dedicados a la instrucción y formación en la fe de los cristianos españoles y latinoamericanos. Ese fue el ideal del P. Remigio Vilariño, fundador de la editorial, y a esa misión se han consagrado los jesuitas y laicos que han hecho realidad un siglo de historia al servicio del Pueblo de Dios. Taco de calendario, Ecocalendario y Evangelio diario de Mensajero

P.- ¿Cuál es hoy el rasgo diferencial de Mensajero dentro del sector del libro religioso?

R.- Su orientación hacia la familia cristiana. Muchas de sus obras han ido dirigidas a este público. De hecho, dos de sus publicaciones más conocidas, el taco-calendario del Sagrado Corazón y la revista El Mensajero, como popularmente es conocida, tienen este destinatario.

P.- ¿Qué aporta la impronta jesuita al actual panorama editorial?

R.- Una espiritualidad muy sólida y útil en tiempos en que hay que discernir sobre cuestiones que hasta ahora parecían intocables. El papa Francisco está dando buena muestra de lo que es capaz la espiritualidad ignaciana a la hora de cuestionarse supuestas normas absolutas.

P.- Este 2015 comenta el Evangelio Diario en Mensajero. La Biblia al ritmo del calendario. ¿Qué supone “conjugar” dos de los “productos estrella” de la editorial?

R.- Lo difícil no es escribir sobre el Evangelio de cada día. Lo difícil es vivirlo. Por eso mi comentario es humilde y sincero. Trato de ser evangelizado antes de evangelizar.

P.- ¿Por dónde pasa el futuro de Mensajero, dada la creciente secularización y los bajos índices de lectura?

R.- Pasa por aceptar la revolución digital como parte de la cultura actual. Productos clásicos como la revista o los calendarios ya tienen soporte digital. Los libros empiezan a estar en ese formato. La Biblia la consultamos on line. El futuro no me asusta, me asusta no estar a la altura del reto que tenemos delante. Tendremos que bajarnos del guindo en muchos aspectos. También en la forma de vivir y expresar nuestra fe. Los símbolos del pasado, venerables, han de ser sustituidos por otros que hablen a la gente. Esa es la tarea de los creyentes de hoy. Espero estar entre ellos.

En el nº 2.927 de Vida Nueva

Actualizado
29/01/2015 | 12:48
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