Editorial

Verdad, justicia… y profesionalidad

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Publicado en el nº 2.703 de Vida Nueva (del 17 al 23 de abril de 2010).

Los casos de pederastia en la Iglesia están siendo el suculento plato de algunos medios de comunicación. Desde esta revista, en varios momentos hemos advertido que contra esta lacra de la Iglesia sólo se puede actuar con “verdad y con justicia”, y nos hemos congratulado con la Carta del Papa a los católicos de Irlanda, así como con la rápida condena de estos pecados, que también son delitos públicos. En todo momento hemos dicho que, junto al reconocimiento de la culpa y el perdón, la Iglesia debe apoyar a las víctimas en todo lo necesario y debe tener muy en cuenta este problema a la hora de ordenar presbíteros o enviarlos a misiones concretas. Ni el silencio, ni el ostracismo, ni el doble rasero pueden ser pautas para un delito ante el que la Iglesia debe ser implacable. El gesto del Papa en estos días, y el de diferentes conferencias episcopales, van en esta línea de “verdad y justicia”.

Lo que no podemos dejar de denunciar –dicho lo anterior y sin lo cual no lo diríamos– es el acoso y derribo de algunos medios de comunicación que, tomando la parte por el todo, insisten, con palabras sacadas de contexto, con preocupante déficit de ética periodística, con aviesa intencionalidad, en enarbolar los casos de pederastia como bandera para mostrar una Iglesia obsoleta y que debería revisar el celibato, debate éste que no les corresponde a ellos.

La libertad de expresión tiene unos límites y, en este país, en radios, diarios y en el ámbito digital, por no decir la televisión, se viene perpetrando en los últimos días un ataque feroz que no tiene más diana que el propio Papa y, por ende, la Iglesia misma. Desde aquí denunciamos la forma sesgada e, incluso, calumniadora de algunos editoriales e informaciones, que se consideran con la patente de corso para seguir ofendiendo, con motivo del lamentable delito de la pederastia que ha venido ensombreciendo la vida eclesial. Como Ortega, hoy gritamos: “No es esto; no es esto…”. Que los medios han de servir a la verdad, nadie lo duda; que la Iglesia ha de mejorar su comunicación para salir a dar explicaciones de estos conflictos, tampoco nadie lo duda; pero que con frases sacadas de contexto y la continua siembra de sospechas que no se prueban se esté poniendo en jaque a una institución que está siendo la primera en tomar medidas, no es una forma inteligente de servir a una sociedad que debe estar informada. Ni, por supuesto, de ayudar a la Iglesia por parte de aquéllos que dicen servirla porque sirven a la verdad.

Vida Nueva se adhiere una vez más al Papa, le pide que continúe con la labor de “tolerancia cero” para con la pederastia y que arbitre todos los medios para que la verdad y la justicia ante esos casos sean una realidad. Pero igualmente, nuestra crítica a quienes, denigrando la labor ingente de muchos periodistas que se esfuerzan cada día en la búsqueda de la verdad, hacen flaco favor a la profesión, convirtiéndose en administradores de calumnias, instalando “su verdad” en un trono rodeado de otras intenciones que van más allá. Justicia y verdad, pero también profesionalidad, ética y un mínimo de decoro, pues incluso esta noble profesión acaba resintiéndose.