Editorial

Una Vida Religiosa puesta de nuevo en valor

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EDITORIAL VIDA NUEVA | La Unión de Superiores Generales (USG) celebraba la pasada semana en Roma una de sus dos asambleas anuales. Despedía, además, a quien hasta ahora ha venido siendo su presidente, el actual arzobispo José Rodríguez Carballo, recién nombrado secretario de la Congregación para la Vida Religiosa y, a su vez, daba la bienvenida en este cargo al hasta ahora vicepresidente de la USG y prepósito general de la Compañía de Jesús, Adolfo Nicolás.

La asamblea ha reflexionado sobre la autoridad como servicio. En la sección A Fondo de este número de Vida Nueva se da noticia de este encuentro, además de una entrevista realizada en exclusiva por nuestro corresponsal, Darío Menor, al nuevo presidente.

El tema tratado ha sido sugerente y contó con reflexiones de interés. Se abordaron cuestiones como el concepto de autoridad en una sociedad multicultural, el desafío que para los jóvenes supone la obediencia, la autoridad en los nuevos modelos antropológicos y el sentido del servicio como base de la autoridad. Conferencias, debates y mesas redondas en donde la casi totalidad del más de un centenar de superiores responsables de congregaciones e institutos de Vida Religiosa han dialogado abiertamente.

El momento en el que se celebra no es baladí. Coincide con los primeros meses del pontificado de Francisco. Muchas de sus intervenciones vienen siendo motivo para una reflexión adecuada sobre el valor, la vigencia y la rica realidad de los consagrados y consagradas en la vida de la Iglesia. Las responsables de las congregaciones femeninas tuvieron también su asamblea a comienzos de mayo. Ahora era el turno de los religiosos.

Las intervenciones del nuevo Papa sobre la excelencia de la Vida Religiosa han venido acompañadas de nombramientos claves en el dicasterio responsable de estas congregaciones. En todas las intervenciones se subraya el papel profético de la Vida Religiosa, su sana participación, desde el carisma propio, en la vida de la Iglesia y la necesidad de purificar muchas formas para ser más fieles a la vocación original.

Una revalorización de los religiosos en momentos en los que, tanto dentro como fuera de la Iglesia, mantienen un ritmo evangelizador, especialmente en las fronteras, y no suficientemente comprendido en ocasiones. El Papa no es ajeno a esta riqueza y, en sus intervenciones, ha apostado por su revalorización.

Por otra parte, el que se reflexione sobre la autoridad y la obediencia es ya positivo. No hay tabúes entre los responsables de las congregaciones. No temen hablar de todo, dialogar sobre todo, discernir sobre todo lo que afecta a muchos consagrados. La pérdida de vocaciones en las viejas Iglesias y el aumento en las nuevas; las nuevas formas que se levantan como alternativas o como complementos; el sentido de la inculturación en un mundo globalizado, así como el debate sobre el concepto de autoridad alentadora y obediencia creativa. No dejar temas sin dialogar.

Estas asambleas no tienen un fin deliberativo sobre las congregaciones, pero sirven para intercambiar experiencias, reflexionar conjuntamente, apoyarse en proyectos comunes y sentirse más unidos en la tarea evangelizadora.

En el nº 2.850 de Vida Nueva. Del 1 al 7 de junio de 2013.

 

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