Siguiendo la senda de Aparecida, la Iglesia se adapta al entorno de las grandes ciudades
VIDA NUEVA | La población urbana no ha dejado de incrementarse en las últimas décadas, un movimiento en transformación que afecta a todas las dimensiones de los seres humanos, también, por supuesto, a la espiritual.
Por esa razón, desde uno de los continentes que más está acusando este cambio se señaló en 2007 la urgencia de que la Iglesia abordase una nueva pastoral urbana. Esa fue una de las recomendaciones emanadas de la Conferencia de Aparecida, y uno de sus grandes impulsores fue el hoy papa Francisco.
La importancia de afrontar este reto fue abordada ya en Barcelona hace unos meses en un congreso internacional de pastoral de grandes ciudades –cuya segunda fase se desarrollará en noviembre–, y a su reflexión quiere contribuir nuestro Pliego, conscientes de que estas urbes son, hoy, un ambiente indiscutiblemente privilegiado para construir en ellas una sociedad más justa, fraterna y solidaria, con las señales inequívocas del Reino de Dios.
En el nº 2.907 de Vida Nueva