Editorial

Tiempo veraniego para darnos tiempo

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EDITORIAL VIDA NUEVA | El tiempo veraniego es el tiempo propicio para el ocio y el descanso, las vacaciones y el asueto. Como viene siendo habitual, Vida Nueva publica su Pliego de actividades, cursos, retiros y otros acontecimientos que tienen lugar en estos meses de descanso laboral, y que nos han sido remitidos por parte de los colectivos organizadores. Es este un servicio ya tradicional en nuestra revista, que venimos prestando para quienes estén interesados en dar un sentido también al ocio.

Los meses de julio y agosto –y cada vez más septiembre en algunos casos–, se llenan de actividades que tienen como objetivo, además del descanso, la formación y la convivencia. Es, pues, un tiempo para darnos tiempo y poder recuperar su sabor, el sabor de ese tiempo kairós que a veces nos arrebata el tiempo cronos, el de la prisa, la superficialidad y la vorágine de la sociedad líquida y espumosamente artificial.

Urge que en estos momentos de fast recuperemos el tiempo kairós, que es más productivo, más de luz larga y que se puede aprovechar incluso en el descanso del reloj y de la emborronada agenda de cada semana. Es bueno dejar desembarazada la agenda de estos días y pasarla al interior, que sabe más de urgencias que de calendarios.

Tiempo de descanso para recuperar las relaciones humanas, demasiado manipuladas por las redes sociales, la sociedad de los resultados rápidos y el efectismo de nuestros proyectos. Relaciones humanas en el diálogo, la escucha y la relación franca y abierta en la familia, las comunidades o los círculos sociales más cercanos.

Tiempo de descanso para saborear la naturaleza y su grandeza, los abiertos misterios que encierra y que nos ofrecen lecciones sublimes que podemos llevar a la vida. El mar, la montaña, el viaje… son experiencias importantes.

Tiempo de descanso para una formación suave y que cale, que penetre en muchos de los vericuetos de lo que necesitamos para estar a la altura de los tiempos con una formación seria y profunda, que rellene los huecos educativos que no nos permite la prisa.

Tiempo de descanso para la oración silenciosa y para buscar unos días de encuentro con Dios y con nosotros mismos en las diversas opciones. Tiempo de descanso para reforzar nuestras aptitudes de cara a los esfuerzos evangelizadores del curso. Ir conformando nuestra personalidad humana, cristiana, profesional, familar y social. Canalizar fuerzas, recuperarlas para mejor ofrecerlas.

Tiempo de descanso para ver las cosas de otra manera, con ojos distintos, serenados en la luz del silencio. Tiempo de descanso para compartir, en la fraterna solidaridad, con los más pobres, en misiones, proyectos, colaboración en otros lugares del mundo en donde la pobreza es extrema. Cada vez son más quienes gastan su tiempo libre ayudando a los demás.

Pero, también, tiempo para sensibilizarse ante la gran cantidad de personas que no tienen vacaciones porque no tienen trabajo, víctimas de la crisis. La sencillez en el formato de las nuestras es una ocasión para poder entender a quienes tienen demasiados días de descanso forzoso.

En el nº 2.853 de Vida Nueva. Del 22 al 28 de junio de 2013.