EDITORIAL VIDA NUEVA | El nuevo escenario político municipal y autonómico dibuja una España donde desaparece el bipartidismo y exige una cultura del diálogo y el pacto. La tentación de unos y otros por hacerse con alcaldías y presidencias puede llevar a un mercadeo de apoyos, o peor, a una ingobernabilidad cuyo principal perjudicado es aquel que ejerció el derecho al voto el pasado 24 de mayo: el pueblo soberano.
Los líderes de cada una de las formaciones con representación están llamados a responder a esa confianza recibida con altura de miras, la misma que parecen asumir los obispos como voz de los católicos españoles.
Según ha podido confirmar Vida Nueva, atrás queda la estrategia para ejercer de oposición a golpe de pancarta o documentos oficiales. Hacen bien en considerar que la Iglesia no ha de tener carné de afiliación a ninguno, pero sí la mano tendida para facilitar la gobernabilidad sin temor ni deudas con nadie.
En el nº 2.943 de Vida Nueva. Del 30 de mayo al 5 de junio de 2015
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