EDITORIAL VIDA NUEVA | La Santa Sede ha presentado el Instrumentum laboris, el documento de trabajo para los participantes en la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de la Familia, que se celebrará en octubre. Partiendo de la Relatio Synodi –que recoge las conclusiones del Sínodo de 2014–, el nuevo texto recoge las aportaciones de las Iglesias locales sobre el cuestionario enviado el pasado diciembre.
En una radiografía inicial, expone de forma pormenorizada las contradicciones culturales de una sociedad que, si bien reconoce a la familia como un pilar fundamental, multiplica las amenazas a su estabilidad, como la cultura del descarte con viudos y ancianos como primeros damnificados, la ideología de género, el capitalismo que mina cualquier política de conciliación, la ruptura que generan las migraciones, la explotación de la mujer…
Sin embargo, el documento da un paso más allá del lamento y abandona la visión monolítica de la doctrina eclesial percibida en otros textos sobre la familia, para presentar los fundamentos evangélicos desde el diálogo con el mundo actual. Así sucede con las referencias a la homosexualidad. Dejando clara la postura de la Iglesia frente a las uniones de personas del mismo sexo, se subraya la necesidad de acompañar “de forma específica” a toda persona, independientemente de su orientación sexual, respetando “su dignidad y acogida con sensibilidad”.
Con esa misma delicadeza, el texto se reafirma en la indisolubilidad del matrimonio sacramental –para todos aquellos que, de puertas para adentro, buscan encontrar aquí un arma arrojadiza contra Francisco–. A partir de ahí, se apela a la reflexión sobre cómo ayudar a quienes se separan. Por un lado, se hace eco del amplio consenso para avanzar en la gratuidad de los procesos de nulidad, mientras que no se observa esa misma unanimidad para formular un nuevo proceso administrativo frente a la actual doble sentencia. Resulta lógico esta falta de acuerdo inicial en la búsqueda de equilibrio entre agilizar los trámites y ofrecer todas las garantías en la resolución.
En esta misma línea se analiza la cuestión de los divorciados vueltos a casar, que tanto revuelo ha generado en los últimos meses. Como ya adelantó Vida Nueva, la llamada “tercera vía” ofrece frenar la exclusión litúrgico-pastoral de quienes rompen su matrimonio y se dan una nueva oportunidad afectiva. La Instrumentum laboris invita a los padres sinodales a establecer un “camino penitencial” en el que un sacerdote acompañe a la nueva pareja.
Desde este “itinerario de reconciliación” se podría llegar a comulgar, siempre “bajo la autoridad del obispo”. Este planteamiento supone un avance, ya que pone en el centro a la persona y no a la norma. Se incide más en acompañar a quien ha sufrido un fracaso vital que en ahondar en la derrota, para sanar y reconstruir al hombre y la mujer nuevos.
Solo desde esta mirada cargada de misericordia que impregna el Instrumentum laboris, la Iglesia podrá proponer su modelo de familia sin que se perciba como alejado de la realidad o de otro tiempo, ofreciéndose al mundo como la gran familia en manos de un Dios Padre que no excluye a ninguno de sus hijos. Los integra.
En el nº 2.947 de Vida Nueva. Del 27 de junio al 3 de julio de 2015
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