Editorial

El patrimonio artístico, catequesis viva

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Publicado en el nº 2.669 de Vida Nueva (del 18 al 24 de julio de 2009).

El patrimonio cultural de la Iglesia y su función evangelizadora, así como su razón de ser eminentemente catequética, ha sido el tema sobre el que han tratado las XXIX Jornadas Culturales de Patrimonio Cultural de la Iglesia, celebradas recientemente en Segovia, y que han sido organizadas, como es habitual, por la Comisión Episcopal para el Patrimonio Cultural de la Conferencia Episcopal Española.

La razón de ser del rico legado artístico de la Iglesia es su función y misión evangelizadora. Es ésta la afirmación que justifica la responsabilidad de conservar, defender y custodiar cualquier bien cultural recibido. En estas Jornadas se ha reflexionado sobre la realización concreta de catequesis sobre los bienes artísticos de la Iglesia. El hecho de celebrarlas en la diócesis de Segovia ha sido una buena ocasión para centrar la atención en la catequesis y en el patrimonio cultural, por ser la sede en la que ejerció su ministerio episcopal uno de los grandes catequetas del siglo XX, Daniel Llorente, que introdujo en la Iglesia de España los procedimientos intuitivos y activos de las asociaciones de catequetas de Viena y Múnich, que sirvieron a la renovación de la catequesis en la Iglesia aun antes del Concilio.

La imagen es toda una predicación evangélica. En todo momento, los artistas han ofrecido a la contemplación y admiración de los fieles los acontecimientos importantes del misterio de la salvación, presentándolos con una gran belleza.

Es eso un índice de lo que hoy más que nunca, en la civilización de la imagen en la que vivimos, la imagen religiosa puede expresar mucho más que las palabras mismas, pues su dinamismo de comunicación y transmisión del mensaje evangélico es mucho más eficaz. En un mundo de imágenes violentas, eróticas, comerciales, imagenes que repelen o que seducen, hace falta presentar la imagen pura, limpia, santa que suscite compasión, solidaridad, alegría; imágenes que eleven los corazones al amor de Dios y que nos hagan sensibles a la belleza, a la bondad, y que nos aporten una inspiración que no sólo remueva los bajos fondos de nuestra condición humana, sino que ayude a elevar las grandezas del alma. Hace falta una alianza fecunda entre el Evangelio y el Arte. Cuando la mirada se posa en una imagen religiosa, primero nace la admiración, después llega la provocación. Y todo puede acabar en una respuesta de acogida del misterio.

La unidad y relación entre patrimonio y catequesis es también muy importante hoy, cuando de los contenidos de los programas educativos va desapareciendo toda referencia a lo religioso. Hace falta devolver la función catequética al patrimonio para que hable por sí mismo y ofrezca su riqueza a los muchos creyentes y no creyentes que se acercan a él. La vía de la belleza, en definitiva, como una vía para acercar a Dios a la gente.

Durante los meses estivales, en los que aumenta el turismo religioso, se nos ofrece una ocasión de evangelizar, de catequizar, de devolver su sentido catequético a muchas de las obras de arte que así nacieron y así deben mantenerse en nuestras comunidades cristianas.