EDITORIAL VIDA NUEVA | El éxodo de cristianos de Oriente Medio, envueltos en una espiral de violencia desde hace décadas, es una trágica realidad que no tiene visos de resolverse en breve. En Irak, por ejemplo, el futuro “es muy oscuro”, como reconoce a Vida Nueva el patriarca Louis Raphaël I Sako.
A esos males, los iraquíes añaden el sentimiento de haber sido olvidados por el resto de cristianos del mundo, por lo que, a través de este pastor, que no teme por sí, sino por su gente, nos piden solidaridad y cercanía.
Por supuesto, la tienen ya a nivel institucional. Pero que seamos capaces de comprometernos cada uno en la denuncia de su situación (también en Siria, Palestina…), es una forma de hacer nuestra su angustia y de ofrecerles la caricia de nuestra esperanza.
En el nº 2.849 de Vida Nueva. Del 25 al 31 de mayo de 2013.
