Fernando Vidal
Director de la Cátedra Amoris Laetitia

La esperanza desarmada


Compartir

La fotografía ha dado la vuelta al mundo. Una religiosa birmana se interpone en la calle entre la tropa armada de los golpistas y cien manifestantes prodemocracia. El día anterior, los policías y militares habían matado a 18 de ellos. Cae de rodillas, ruega llorando que no disparen, une su destino al de los amenazados, parece querer parar las balas solo con la piedad.



Su propio cuerpo pararía en su interior las balas. Pone su propio cuerpo indefenso entre la tiranía y la democracia, entre el poder y la gente, entre la muerte y la vida. Sube los brazos en signo de paz y, arrodillada, une también sus manos pronunciando una plegaria. No grita, no ataca, no hace proclamas. Sin pancartas, sin amenazas. Es pura presencia, tan solo un cuerpo que se la juega por la gente.

Ann Nu Thawng

Se trata de la hermana Ann Nu Thawng, enfermera y religiosa javeriana de 40 años que trabaja en una clínica para personas vulnerables y sirve a los refugiados del campo de Palana, en Myanmar.

Ann Nu Thawng, religiosa birmana se interpone en la calle entre la tropa armada de los golpistas y cien manifestantes prodemocracia.

Estaba trabajando en la clínica que las Misioneras de San Francisco Javier tienen en la ciudad de Myitkyina y, al contemplar que las fuerzas gubernamentales iban a cargar contra la gente, salió a la calle y se puso en medio. Pura Iglesia en salida.

Es una fotografía profética, que llama y compromete a la Iglesia del siglo XXI. Parece tan pequeña y tan sola, cortando por el medio la violencia, tan solo irradiando esperanza, desarmada. Thawng es una flor de misericordia que sale del asfalto. Así interpuso Cristo su cuerpo en la cruz entre la muerte y la Vida, el mal y el bien, la paz y la nada.

¿Acaso no es lo que tenemos que hacer los cristianos? Simplemente, una presencia compasiva que interpone nuestra carne entre la violencia y la vida.

Lea más: