Y lo que seremos

Carlos Amigo, cardenal arzobispo emérito de Sevilla CARLOS AMIGO VALLEJO | Cardenal arzobispo emérito de Sevilla

Conocer lo que fuimos para comprender lo que somos. Jugando con estas palabras se han hecho no pocas frases que gozan de cierta celebridad. Al pretérito y al presente habrá que añadir alguna perspectiva de futuro. Ni melancolía del pasado ni temores infundados respecto a lo que queda por llegar. Pero sí conciencia responsable sobre la situación actual y lo que se habría de hacer para construir adecuadamente los días venideros.

Se habla de memoria histórica, de memoria selectiva, episódica, icónica, declarativa… Nos interesa la histórica, la que se hace abriendo archivos y contrastando documentos, investigando en diversas fuentes y, sobre todo, buscando la objetividad de lo acontecido. Después, la filosofía de la historia, el pensar sobre lo que sucedió un día y la repercusión que aquello ha tenido después.

Todo este prefacio sobre tiempos viene a propósito de un tema que debía tener más espacio en los planes de estudio, en la formación de futuros clérigos, agentes de la pastoral y cristianos en general: la historia de la Iglesia.

Se insiste mucho, y con más que razón, en la necesaria formación teológica, canónica, eclesiológica, de conocimiento de la Sagrada Escritura… Pero hay unas asignaturas que, si no pendientes, sí que requieren, sin duda, un mayor interés. Me refiero, sobre todo, a la filosofía y a la historia de la Iglesia. De la primera hablaremos otro día.

No es un interés cultural, ilustrativo y curioso. Se trata de un estudio serio, sistemático, curricular. No basta el autodidactismo. Se requieren profesionales, doctores y maestros, especialistas e investigadores de la historia de la Iglesia.

Sin caer en un rígido historicismo, adentrarse en las repercusiones que los hechos de ayer puedan tener en la existencia hodierna. Y no solamente para evitar errores y tropiezos, ayudándose de la experiencia pasada, sino para saber abrir horizontes con esperanza.

Dios va conduciendo la Iglesia, a través de los tiempos, entre los errores que cometen los hombres y la presencia del Espíritu en todo. Acordaos de cuanto hizo el Señor, la mirabilia Dei, y cómo su mano fue guiando al pueblo. El éxodo no ha terminado. El conocimiento de la historia será un buen ayudante para recorrer certeramente el camino.

Ni nostalgia del pasado ni miedo al futuro, como decía Benedicto XVI. Pero con sentido de responsabilidad sobre el presente.

Publicado en el número 3.004 de Vida Nueva. Ver sumario

Compartir