Y además, madres ejemplares

(Rita Villena– Málaga) “De carácter dulce; muy cariñosas y grandes trabajadoras. Son algunos de los atributos que coronan la buena fama que se han labrado las mujeres paraguayas a través del trabajo que vienen realizando como empleadas del servicio doméstico en hogares de Málaga capital, en los que también entran para cuidar tanto a niños como a personas mayores”. Así comienza Gema Martínez su artículo en el diario Sur, del pasado día 30 de junio.

Conozco a una joven madre paraguaya de 27 años, que lleva cuatro años aquí acompañada de su marido y de su hijo de 7 años. Son personas que valoran mucho la familia y se apoyan todos a una. A pesar de llevar una larga jornada de trabajo ambos, con todo el amor de unos buenos padres, han estado siempre animando y apoyando a su hijo. Lo primero que hicieron a la hora de matricularlo en el colegio fue hablar con la dirección, tutor y padres, para tener un contacto y saber en todo momento en qué manos dejaban a su hijo, solicitando también la clase de Religión. Y me decían: “Es que queremos una formación integral para nuestro hijo”. Invitan a los compañeros a su casa para conocer a los amigos y a sus familias, dedicando todo el tiempo que tienen libre para jugar, pasear y dialogar con él.

Al final de curso, ha venido a enseñarme las notas; en todas las asignaturas ha sacado sobresaliente, pero lo más destacable es el añadido que le escribe el tutor y que les copio: “Es un gran alumno y una mejor persona. Será un gran hombre el día de mañana, y el mérito será de su padre y de su madre. Ha sido un auténtico placer tener a Francisco como alumno”. Yo también les doy otro sobresaliente a estos padres, que en todo momento han tenido muy claro que lo prioritario no es la búsqueda del éxito profesional, sino transmitir a su hijo aquellos valores humanos y cristianos que dan el verdadero sentido a la existencia.

En el nº 2.715 de Vida Nueva.

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