Verdad y humildad

pablo-dors(Pablo d’Ors– Sacerdote y escritor)

“La clave para amar la verdad es también la humildad. No hay que conquistar ni merecer el amor; sólo recibirlo. La humildad supone un trabajo de purificación para no extraviarse en el propio yo”

No es posible acceder a la verdad sin humildad; la humildad es la puerta de la verdad. Todo se comprende desde abajo, sólo desde abajo. ¡Si los filósofos entendieran esto!

Lo sabio no es subir, sino bajar, puesto que el lugar más bajo es siempre el más universal. Nos vamos quedando progresivamente más solos conforme subimos. No tengo que ser nada, puesto que ya lo soy; ser persona no consiste en añadir experiencias o conocimientos para llegar a ser, sino en quitarlas para llegar a descubrir a quien ya era. Los presupuestos con que se puede vivir son dos: yo no soy y tengo que sumar para poder ser; yo ya soy y tengo que restar para descubrirlo.

Cuando he profundizado en mí mismo he descubierto que soy, fundamentalmente, angustia y egocentrismo. Esto no me gusta y, por eso, he pasado mucho tiempo tratando de ocultármelo. Toda nuestra vida suele ser, a menudo, un simple encubrimiento de la verdad. Por eso tantas personas se dedican a divertirse, por eso no quieren parar. Los beneficios que nos proporcionan las cosas son agradables cuando pensamos que, en cierta medida, podemos corresponder. Pero la verdad es un obsequio excesivo.

La clave para amar la verdad es también la humildad. No hay que conquistar ni merecer el amor; sólo recibirlo. La humildad supone un trabajo de purificación para no extraviarse en el propio yo.

Todo es profundamente elemental; la vida es mucho más sencilla de lo que creemos cuando somos jóvenes. La vida es levantarse por la mañana y rezar; trabajar; comer; acostarse por las noches; saludar a los vecinos; pasear… La vida es cantar una melodía; sorprenderse de que salga el sol o de que se ponga; dormir; soñar… Todo está bien. No hay que luchar, sólo vivir. Vivir: ésa es la cuestión. Y dejarnos envejecer. Y luego, finalmente, apagar la luz.

En el nº 2.679 de Vida Nueva.

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