Investigación, docencia y servicio

universidad-comillas.jpg

JULIO L. MARTÍNEZ (SJ) Rector de la Universidad Pontificia Comillas | Nos interesa mucho la vinculación de las culturas de los jóvenes universitarios con la misión educativa y social de nuestras universidades.

Es nuestra intención en Comillas trabajar sobre los datos de la cultura de nuestros alumnos que nos aporta la investigación presente y buscar modos eficaces de conocer cada vez mejor cómo son y cómo viven y valoran nuestros estudiantes, porque nuestro modelo formativo aspira fervientemente no solo a formar buenos profesiones, de alta competencia, sino buenas personas que alimenten su vocación y el ejercicio de su profesión de la fe cristiana. Nuestro horizonte es la formación integral de nuestros universitarios.

Eso solo lo podemos hacer bien si conocemos a las personas que queremos formar y somos capaces de ver si lo que hacemos para formarles tiene un impacto sobre ellos y en la dirección correcta. Aquí ya hacemos mucho, pero tenemos mucha tarea por hacer y estamos dispuestos a llevarla a cabo. Es efectivamente una prioridad.

Además, al hilo de este estudio, me gustaría hacer otra reflexión: las universidades católicas han de ser, ante todo, universidades, es decir, instituciones consagradas a la triple misión propia de toda universidad: investigación, docencia y servicio a la sociedad, tal como lo formula la Carta Magna de las Universidades Europeas (Bolonia, 1988) y como recoge el nº 12 de su equivalente católica, la Ex corde Ecclesiae (1990).

Junto al sustantivo universidad está el adjetivo católica (en el caso de Comillas ICAI-ICADE, católica por ser jesuítica). Mantener el sustantivo significa garantizar la autonomía universitaria, la integridad y la honestidad del centro como institución académica, de modo que esta realice con la máxima calidad lo que constituye el ser y el hacer de una universidad en su triple misión.

En ningún caso, la cualificación de católica dada a una universidad la autoriza a ponerse al margen de la triple función que hace que una universidad sea universidad. Mantener el adjetivo quiere decir que la universidad puede y debe descubrir en su propia contextura institucional y en sus genuinos objetivos universitarios el campo específico y adecuado para desarrollar la misión de la Iglesia: favorecer la apertura a la fe y promoción de la justicia de inspiración evangélica; con dinámicas de inculturación y diálogo con la sociedad.

Fe-Justicia-Cultura-Diálogo a través de las funciones universitarias. De ahí que las universidades católicas y los que trabajamos en ellas tengamos nuestro propio modo de realizar la misión de la Iglesia, pero también un propio modo de ser universidades y un propio modo de ser universitarios.

Desde ahí, y como rector de una universidad de la Iglesia deseo que los estudiantes nos elijan primeramente por la calidad en el desempeño de las funciones universitarias; eso sí, que nos elijan aceptando claramente nuestra identidad cristiana ignaciana y sabiendo que esa identidad significa algo importante para el modelo formativo universitario.

Aunque pueda sonar un poco fuerte: yo a nadie le recomendaría elegir una universidad no buena por el hecho de ser católica, al menos en el contexto donde nosotros nos movemos.

En el nº 2.897 de Vida Nueva

Compartir