Una preciosa historia de 3.000 números

ÁNGELA SÁNCHEZ NAGY (MADRID) | No encuentro el momento para escribir el correo perfecto de felicitación por la llegada de Vida Nueva al número 3.000, así que me lanzo con el correo mediocre ¡o no os escribiré nunca!

Hoy he leído en el número- aniversario el artículo de Pedro Miguel García Fraile 3.000 días y 500 noches y, al llegar al final, me he dicho: “Esa de la que habla soy yo, de esta noche no paso sin enviar el correo”.

Soy la madre de familia inquieta y espero que buena –que ocupa, además, sus “otros ratos” en el mundo laboral–, que ha preferido durante ya bastantes años de suscripción leer vuestra revista en los escasos tiempos libres a cualquier serie de TV, por supuesto, pero es que muchas veces también a libros y otras publicaciones que no aportan ni nos hacen crecer.

Vida Nueva me ha dado sentido de comunidad, amor a la Iglesia, visión de los signos de los tiempos, preocupación y ocupación en los temas sociales, esperanza en el largo camino, compañía en la soledad del mundo interior que tantas veces sentimos… Ha sido un regalo y una fuente de renovación para mí y para mi familia (¡ya se empiezan a asomar los hijos!) y amigos con los que he compartido informaciones y artículos.

Os deseo un camino futuro con mucha luz y con mucha confianza en lo que sembráis; florece en algún lugar o florecerá en algún momento futuro, siempre, siempre; aunque no tengáis certeza de ello tantos días de trabajo cargados de tareas y preocupaciones.

Muchas gracias, de corazón.

Publicado en el nº 3.002 de Vida Nueva. Ver sumario

Pueden enviar sus cartas con sugerencias o comentarios a: director.vidanueva@ppc-editorial.com

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