Una pastoral concreta

José Luis Corzo, profesor del Instituto Superior de Pastoral de MadridJOSÉ LUIS CORZO | Profesor del Instituto Superior de Pastoral de Madrid

“Hoy, a la luz de la teología pastoral, leemos los signos de los tiempos y el soplo en las Iglesias del Espíritu que no duerme ni reposa…”.

La Iglesia española, más aún, la Conferencia Episcopal, tiene en Salamanca una Universidad Pontificia, cuyo buque insignia es su Facultad de Teología, que, en Madrid, tiene una de sus cuatro especialidades o secciones: la Teología Pastoral. Está incorporada al Instituto Superior de Pastoral, que la Pontificia de Salamanca y sus obispos responsables, en 1964, trasplantaron a Madrid para llegar mejor a cientos de sacerdotes, religiosas y religiosos españoles que se adaptaban al espíritu de aquel extraordinario concilio ecuménico y pastoral, todavía abierto.

Así que lleva casi 50 años en los edificios de la Fundación Pablo VI (del bendito cardenal Herrera Oria) en la ciudad universitaria madrileña. La Teología vive en Madrid en tres universidades: la Pontificia salmantina, Comillas y, más recientemente, San Dámaso.

En este Año de la fe, el Instituto de Pastoral ha dedicado su XXIV Semana de Teología Pastoral a estudiar cómo y qué es Invitar hoy a la fe. Toda la Iglesia se afana, al recordar el Vaticano II, hace 50 años, por que el Evangelio se proclame por toda la tierra. Es la nueva evangelización, que tanta falta hace aquí en Europa, donde el silencio religioso nos aturde.

Entre los más de 300 participantes en estas jornadas –la gran familia de antiguos alumnos y alumnas de todas las diócesis de España y Portugal–, también hay quienes vienen al Instituto desde África y America Latina. Y entre todos es mejor.

La teología pastoral ha de ser concreta, pero no provinciana. Hubo un tiempo en que consistía en aterrizar en las parroquias con el Evangelio que había que transmitir. Hoy, a su luz, leemos los signos de los tiempos y el soplo en las Iglesias del Espíritu que no duerme ni reposa.

En el nº 2.834 de Vida Nueva.

 

LEA TAMBIÉN:

Compartir