Una invitación al descanso

(Juan Rubio– Director de Vida Nueva)

Al descanso se puede llegar “cansado” o “agobiado”. Si es cansancio, conviene una buena dosis de descanso; si es agobio, habrá que arbitrar otras fórmulas. Entramos en un período de vacaciones. También Vida Nueva se toma un descanso. En la primera semana de septiembre volveremos a estar con nuestros lectores. Ahora toca ese tiempo para descansar en uno mismo. Es fundamental, porque quien no tiene alas no puede saltar sobre los abismos. Al descanso hay que ir con alas, con recursos, con la bodega llena. Ir sin alas y vacíos produce un cansancio mayor, un cansancio no reparador. La naturaleza, el arte, los viajes, los amigos, la lectura, la reflexión, la oración, la conversación. Son muchas las alternativas para el descanso. Sólo hay que aprovecharlas y disfrutarlas. Volver llenos para seguir dando hasta el momento del descanso eterno. Hoy esta columna quiere ser esa invitación al descanso reparador, vivo, en plenitud, pero también a ese descanso solidario, haciendo que otros descansen y reparen sus fuerzas. Son muchos los que en otras latitudes descansan abriendo horizontes y abriendo los brazos para entrañar a hermanos que sufren. Un descanso que libera.

Publicado en el nº 2.718 de Vida Nueva (agosto de 2010).

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