Un nuevo modelo de presbítero

José Ignacio López(José Ignacio López– Periodista argentino del diario La Nación)

“En vastas zonas de América Latina (…) se sufre la escasez de sacerdotes, por falta de nuevas vocaciones como por deserciones, producidas por causas diversas, es cierto, pero estrechamente ligadas a una crisis de la identidad del presbítero, a su soledad. El celibato forma parte de un sordo debate que en no pocas partes se rehúye”

Proclama el Papa el Año Sacerdotal en toda la Iglesia y en nuestra región; bastará recordar que uno de los primeros seminarios organizados para preparar la V Conferencia se lo dedicó al presbiterado. Aquí y allá, no siempre explícitamente y a veces a tientas, se habla y se invita a pensar sobre el sacerdocio. No siempre parece claro que lo que se necesita, lo que habría que buscar, es un nuevo modelo de presbítero, y no la restauración de un tipo de sacerdote que perteneció a una época y a un modo de ser Iglesia que han quedado atrás.

En vastas zonas de América Latina –tanto grandes conglomerados urbanos como pequeños pueblos rurales–, se sufre la escasez de sacerdotes, por falta de nuevas vocaciones como por deserciones, producidas por causas diversas, es cierto, pero estrechamente ligadas a una crisis de la identidad del presbítero, a su soledad. El celibato forma parte de un sordo debate que en no pocas partes se rehúye, se oculta. No parece que así se generen las mejores condiciones para el diálogo de búsqueda, fraternal, sincero, que requiere un propósito como el que se proclama.

La expresión escogida y repetida una y otra vez por Aparecida, “discípulos misioneros”, bien puede promover, transparentar e instalar ese diálogo imprescindible. Es parte del gran desafío de integrar: ser y hacer, fe y vida, Evangelio y cultura.

Apropiado parece entonces el planteo formulado por el cardenal de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, en su última exposición ante la Comisión para América Latina en Roma (CAL). “En el lenguaje
del Concilio y de Aparecida, pastoral no se opone a doctrinal, sino que lo incluye. Tampoco es lo pastoral una mera aplicación práctica contingente de la teología…, porque no se trata de ajustar una pastoral a la doctrina, sino de no arruinar de la doctrina el constitutivo sello pastoral de origen”.

jilopez@vidanueva.es

En el nº 2.678 de Vida Nueva.

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