Un artículo ambiguo y confuso

(José Antonio Galindo Rodrigo, oar- Facultad de Teología de Valencia) Como muestra de la pluralidad de Vida Nueva, en su nº 2.679 tenemos un magnífico editorial del director de la misma, Juan Rubio, sobre la objeción de conciencia, así como una esclarecedora carta del científico Julio Navarro Palazón absolutamente contraria al aborto; mientras que en la página 34 aparece un artículo de Sergio Damas, por lo menos ambiguo y confuso sobre el mismo tema.

A éste último quiero hacerle alguna observación. Según dice este autor: “Defender la libertad de las mujeres (de modo no ilimitado, sino en determinas indicaciones y cuando todavía el embrión no está constituido en persona) es también defender la vida”. No quiero detenerme en el manejo que aquí se hace de un concepto equívoco de vida, de donde el autor deduce conclusiones falsas favorables al aborto. Pero, y esto es más grave, dice también que el hecho de que el embrión no sea persona es determinante para que a la mujer le sea lícito abortar. El problema está en que el momento en que el embrión y el feto comienzan a ser persona es sumamente incierto, por lo menos. ¿Sabe Damas con seguridad cuándo el nasciturus accede a ser persona? Unos dicen que se da persona ya en el embrión; otros, en cierta etapa de la gestación; otros, al nacer; y otros exigen el uso de la razón por parte del niño para que sea persona. En todos estos casos, la argumentación de Damas resulta privada de la más mínima lógica y verdad: en el primer caso, por darse ya persona; en los siguientes, porque establecería la posibilidad del aborto en supuestos en que nadie o casi nadie lo admite.

Ya que Damas pertenece a la Asociación Cultural Karl Rahner, le voy a recordar la definición que este gran autor nos da de persona: ser persona significa autoposesión de un sujeto como tal en una referencia sabedora y libre al todo (Curso fundamental sobre la fe, Barcelona 1979, 49). La barbarie que se derivaría de la aplicación en nuestro tema de esta magnífica definición es obvia. Por eso, lo que hay que plantearse es si el nasciturus es vida humana o no, si es un ser humano o no. Le recuerdo al respecto lo que dijeron más de 3.000 científicos en el ‘Manifiesto de Madrid’. De donde se deduce que el aborto es ilícito y debe estar prohibido desde el inicio, desde el embrión.

Teniendo en cuenta la doctrina del Vaticano II, la doctrina pontificia (lo último lo tenemos en Caritas in veritate) y de los episcopados, por ejemplo el nuestro, pienso que la posición de Sergio Damas difícilmente se puede calificar como cristiano-católica.

En el nº 2.680 de Vida Nueva.

Compartir