Tantos y tantos

Carlos Amigo, cardenal arzobispo emérito de Sevilla CARLOS AMIGO VALLEJO | Cardenal arzobispo emérito de Sevilla

S acaba de publicar un más que interesante informe sobre el patrimonio cultural de la Iglesia y su impacto económico. Y periódicamente aparecen informes de Cáritas, de Manos Unidas, de las OMP, de la obra social y caritativa de las congregaciones religiosas, de las muchas y variadas asociaciones y sus obras de caridad y misericordia…

Las cantidades y números sorprenden y admiran. No se puede negar la participación, muy generosa, de la Iglesia en la solución de los graves problemas de todo tipo que aquejan a la sociedad. Sin embargo, se aprecia, casi con resabios endémicos, una inexplicable inquina hacia ella por parte de sectores sociopolíticos e ideológicos.

Sabemos que los números no bastan y que la credibilidad de la Iglesia ha de venir por la fidelidad a Cristo y la ejemplaridad de las personas. Ante esa acrimonia respecto a la comunidad católica, se responde con el trabajo en favor de la justicia, de la paz, de la misericordia, del perdón, del diálogo entre los pueblos, de ofrecer razones para vivir y para esperar. En el auténtico creyente no cabe la acritud, sino la responsabilidad de ser coherente entre lo que cree y aquello que debe llevar en su conducta personal y social.

La Conferencia Episcopal, con las distintas iglesias diocesanas, pone en marcha cada año una campaña para el sostenimiento económico de la Iglesia. En su programa pueden verse las actividades que se realizan y los proyectos que están en marcha o los que se pretenden iniciar.

Se anima también en esa campaña a marcar, en el impreso de la declaración de la renta, la casilla que se refiere a la asignación tributaria de la Iglesia. Aunque también se recomienda hacer lo mismo con la de otros fines sociales. Porque el Señor nos dijo que teníamos que dar de comer al hambriento, sin especificar, en forma alguna, ni el color de la cara y la raza, ni la religión, ni las ideas que podía tener cada uno. La caridad no sabe de carné de identidad o de partido, no le interesa. En cambio, se desvive por atender al hermano necesitado.

“Por Tantos”. Tantos y tantos son los capítulos de necesidad a los que hay que llegar. Es que el amor no tiene límite ni precio. Servirás a tu prójimo como Cristo te ha servido a ti. Si es necesario, hasta dar la vida… Y ejemplos tenemos más que sobrados, de ayer y de hoy mismo, de esta incondicional, generosa y sacrificada entrega al amor de los más necesitados.

En el nº 2.991 de Vida Nueva


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