Sobre las otras religiones en España

FRANCISCO ARMENTEROS MONTIEL (GETAFE) | Sigo impresionado, sobrecogido, con la foto de portada del nº 2.869 (Las otras religiones crecen en España). La imagen corresponde con el final de un curso de meditación budista que ha tenido lugar en Vélez-Málaga (como dice el pie de foto). Los asistentes están en fila, esperando para pasar delante del “monje” (o santón)… ¿Para que les trasmita energía? ¿Y se lo creen?

Esto recuerda a la famosa y socorrida cita de Chesterton: “Lo malo de que los hombres hayan dejado de creer en Dios no es que ya no crean en nada, sino que están dispuestos a creer en todo”. Y creen en una piedra, en un tótem, en un brujo… Así, recogemos los amargos frutos de los que han ido a buscar la solución en un vidente o similar.

Como dice J. P. Sánchez en el interior del reportaje, “percibo en la sociedad española una mayor inquietud espiritual”. Y, claro, van a buscarla a donde les dan facilidades. ¿Será que los católicos no estamos acertando? ¿Será que les “complicamos” la vida, incluso con pesadas cargas, ajenas al Evangelio, en vez de acogerlos?

No es la oveja perdida, sino que son 99. Como escribía Fernando Sebastián en Evangelizar, citando a Walter Kasper: “Me parece que tendríamos que ser más sensibles con respecto a las etapas intermedias y con respecto a la diversidad de posibilidades, tanto en la vida espiritual del individuo como en la de la comunidad. Una actitud del todo o nada no hace justicia ni al carácter de camino que tienen la vida y la situación de la sociedad actual, ni al carácter de camino de la fe y de la Iglesia”.

En cualquier caso, enhorabuena a la revista, tanto por la portada como por el reportaje; la he enseñado a mucha gente y, en mi caso, me ha servido para predicar.

En el nº 2.872 de Vida Nueva

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