Sobre la homilía de Amato

(María Ibáñez Pico– Correo electrónico) Soy lectora y suscriptora de Vida Nueva desde su nacimiento. También me presento como la amiga íntima y compañera de colegio de la beata María de la Purísima. Va a hacer 66 años que juntas llegamos a Sevilla un 8 de diciembre de 1944, ella para irse al noviciado de las HH. de la Cruz y yo a otro noviciado de una orden dedicada a la enseñanza. Estuve en la beatificación del día 18 con mucho amor a las Hermanas y, sobre todo, a la Iglesia que iba a celebrar la santidad de una religiosa fiel a su específica llamada del Señor. Soy de las religiosas que sintió algo más que “un cierto malestar” ante las palabras del arzobispo Amato.

Las encontré muy inapropiadas, humillantes para otras congregaciones que, con mucho sacrificio, han buscado y buscan la voluntad de Dios en el mundo de hoy. Voluntad del Señor que, como yo, queremos cumplir hasta el final  de nuestras vidas. No era el sitio para corregir errores que hayamos podido cometer. Allí fuimos a alabar a Dios con nuestros distintos carismas y a darle gracias por la santidad de vida de Isabel Salvat, entregada a los más necesitados desde su niñez; soy testigo cercano de ello. Fuimos a hacer Iglesia, no a dividir.

Creo que la nota que aparece en la revista que usted, acertadamente, dirige no aclara la situación que allí vivimos. Los lectores de Vida Nueva, a lo mejor, sólo saben de ese acontecimiento lo que ustedes cuentan y, malamente, pueden hacerse idea de las varias insinuaciones del arzobispo sobre otro tipo de Vida Consagrada. Soy testigo de la santidad de la beata María de la Purísima y de la sacrificada entrega de las HH. de la Cruz, pero también de tantas consagradas que siguen otro  carisma dentro de una Iglesia que, al menos yo, amo profundísimamente y a la que quiero ver y vivir unidas en la misma fe y siempre perdonándonos y reconciliándonos para poder ser testigos de Dios en este mundo que quiere prescindir de Él y que busca, desesperadamente, signos de su presencia.

En el nº 2.723 de Vida Nueva.

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