Renovado compromiso salesiano con Europa

grupo de salesianos europeos

grupo de salesianos europeos

JOSÉ MIGUEL NÚÑEZ, SDB, consejero general para Europa Oeste | En 1886, dos años antes de su muerte, el rector del Seminario de Mon-pelier preguntó a Don Bosco cuál era la clave del éxito de su proyecto educativo en favor de los jóvenes pobres y abandonados.

José Miguel Núñez, SDB, consejero general para Europa Oeste de los Salesianos

J. M. Núñez

Don Bosco, con sencillez, le contestó: “No sé muy bien qué responder, pero puedo decirle que he procurado caminar siempre como Dios me inspiraba y los tiempos me exigían”.

Pues bien, este criterio sigue siendo hoy válido para nosotros. Creemos que el Proyecto Europa es una respuesta a cuanto Dios nos inspira y el tiempo que vivimos nos exige.

La Congregación Salesiana está comprometida en el Proyecto Europa desde 2008. Tras el mandato del Capítulo General 26, el Proyecto se pone en marcha con el objetivo de relanzar el carisma de Don Bosco en el Viejo Continente ante una nueva situación de indiferencia religiosa y secularización que desafía a la Vida Religiosa e interpela al proyecto educativo-evangelizador de la presencia salesiana.

El Proyecto Europa es lanzado por Don Pascual Chávez, noveno sucesor de Don Bosco, como un desafío para toda la Congregación, asumiendo cuanto el Capítulo había señalado al confiar al consejo general la puesta en marcha y el impulso del mismo.

Naturalmente, el Proyecto ve como actores principales a los propios salesianos europeos, alrededor de seis mil en veintinueve circunscripciones, que nos sentimos implicados en primera persona en este camino de renovación personal y comunitaria.

El Proyecto Europa consiste en volver
desde nuestra a vida a Don Bosco y desde Don Bosco
a nuestra vida, de modo que podamos seguir
impulsando creativa y fielmente el carisma
salesiano como respuesta a la nueva evangelización.

Se trata de volver desde nuestra a vida a Don Bosco y desde Don Bosco a nuestra vida, de modo que podamos seguir impulsando creativa y fielmente el carisma salesiano como respuesta a los desafíos de la nueva evangelización en medio de los jóvenes más pobres, nuestros principales destinatarios.

El Proyecto Europa quiere significar para nosotros una renovación profunda que debe partir de la centralidad de Dios en nuestra vida, en nuestras comunidades, en la misión…, de modo que podamos llegar a ser Evangelio viviente para los jóvenes.

Está llamada en causa, pues, la propia Vida Religiosa, necesitada de impulso renovador y comprometida en recuperar la radicalidad evangélica que le es propia. Somos, ante todo, hombres de Dios: místicos, profetas y siervos. La revitalización desde dentro mismo de la presencia salesiana, primera de las áreas en las que estamos trabajando, requiere de nosotros tomar conciencia de la urgencia del proceso y el compromiso por la autenticidad, la credibilidad y la visibilidad.

Camino de conversión

Nuestra vida fraterna, confessio Trinitatis y parábola de la Iglesia comunión, exige de nosotros una actitud continua de discernimiento para buscar en todo la voluntad de Dios, frente al presente y al futuro, sin miedo y con esperanza, anclados firmemente en la experiencia del carisma de Don Bosco con un compromiso decidido por la evangelización de nuestras sociedades complejas.

Solo así podremos iniciar un camino de conversión del corazón a Dios y de conversión a los jóvenes, para favorecer un impulso espiritual del carisma en todos los salesianos.

La revitalización desde dentro
de la presencia salesiana requiere
tomar conciencia de la urgencia del proceso y
el compromiso por la autenticidad,
la credibilidad y la visibilidad.

Tal impulso deberá estar acompañado de la necesaria reestructuración de las presencias salesianas y de los territorios en los que estamos insertos. He aquí la segunda área de trabajo, fruto de la primera: necesitamos renovar nuestras presencias de modo que sean más significativas y favorezcan una pastoral juvenil claramente evangelizadora que facilite a los jóvenes el descubrimiento de la experiencia de Dios, el crecimiento en la fe, el discernimiento de su voluntad sobre la propia vida y la opción vocacional.

Finalmente, aquellas áreas de Europa donde la presencia salesiana ha perdido fuerza y no hay recursos para seguir encarnando el proyecto de Don Bosco deberán ser reforzadas con personal salesiano de otras zonas de la Congregación en este momento más fecundas vocacionalmente.

Esta es nuestra tercera línea de trabajo: caminamos hacia comunidades interculturales, icono de la realidad social de nuestros países, capaces de hacer palpable la fraternidad como profecía y anuncio evangélicos.

Estamos convencidos de que la acogida de los más necesitados, un estilo de vida austero en el que aprender a vivir con menos bienes, el testimonio de consagrados creíbles y veraces, místicos, profetas y siervos, harán posible un nuevo rostro de la Vida Religiosa salesiana y propiciarán un nuevo impulso carismático capaz de avivar la esperanza en el corazón de la vieja Europa.

En el nº 2.815 de Vida Nueva.

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