Que vuelvan los maestros

(José María Arnaiz, SM- Colaborador de Amerindia y ex secretario general de la USG)

“Sólo se puede educar si se plantean metas grandes y apasionantes. El maestro necesita recuperar la autoridad que ha perdido o le han quitado”

Se ha dicho que en nuestra sociedad se ha dado muerte al padre, y para algunos se está haciendo desaparecer a los maestros. Para quienes así piensan, el problema que se plantea no es “cómo” educar, sino “si” todavía es posible educar. El ambiente en el cual se desarrolla la vida escolar parece estar en condiciones de imponer modelos y sugerencias más fuertes que el influjo efectivo en otra época de los maestros. Se da un real debilitamiento de la acción educativa y también de las coordenadas que la hacen posible. Para algunos -y me incluyo entre ellos-, hay que hablar de una crisis antropológica, y no tanto ni sólo pedagógica. Pero la causa

de la educación no debe darse por perdida. Se tienen que recuperar tres dimensiones importantes del ser humano: la de la memoria, el acercamiento a las raíces y la narración. La de los vínculos, las afiliaciones que crean la comunidad y superan las autonomías que llevan a un cambio constante de camino y de compañía; desde el relativismo escéptico y el individualismo duro no es posible educar. La de la verdad: algunos han renunciado a ella y también a la verdadera tolerancia y prefieren la indiferencia. Sólo se puede educar si se plantean metas grandes y apasionantes. El maestro necesita recuperar la autoridad que ha perdido o le han quitado.

Este comentario nace de un hecho concreto. Hace un par de meses en Chile, en el contexto de una protesta estudiantil, se dio un episodio de alta resonancia.

La ministra de Educación fue agredida por una estudiante. Para más de un comentarista, este hecho era consecuencia de lo que con alguna frecuencia ocurre en los colegios. Para más remate, la madre de la niña justificó su proceder. A mí me ha llevado a esta reflexión preocupante y este gran deseo: que vuelvan los maestros.

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