¡Qué pena!

JOSÉ LUIS ORMIJANA. SAN SEBASTIÁN | Es lo primero que me ha venido a la mente al ver la portada del número 2.822 de Vida Nueva. Más pena todavía la foto del interior, a dos páginas: una Iglesia bien organizada y jerárquica, en la que se vea bien quién es quién: los cardenales de un color, los obispos de otro, los sacerdotes de otra manera.

Que se vea también quién es patriarca y de qué rito es. Y allí, al fondo, el pueblo fiel, lejos y bien dispuesto, según su categoría. Y luego el título: Un Sínodo para volver a salir al mundo. Parece un sarcasmo o, por lo menos, una ironía.

¿De verdad es ese el modelo de Iglesia para la nueva evangelización? ¿Dice algo positivo esta imagen a nuestra sociedad? ¿Da la imagen de cercanía, de acompañamiento que queremos dar en el mundo actual? Me pregunto dónde hubieran puesto los encargados del protocolo a la viuda del Evangelio; aquella que, con poco, dio todo lo que tenía. Y, sin embargo, ella fue la que recibió la admiración y el cariño de Jesús. Los otros, los de los grandes ropajes y los asientos de honor… ¡Cuidado!

En el nº 2.826 de Vida Nueva.

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