Proyectos abiertos y audaces

(Juan Rubio– Director de Vida Nueva)

Hubo una Iglesia reunida en concilio que inició un éxodo de escucha y propuesta. Dialogó con temor y temblor, asumió riesgos y desbrozó caminos. Pasó un tiempo y surgieron dificultades, mientras el miedo de disolución la hizo volver a los cuarteles de invierno para seguir proponiendo la fe con las certezas de siempre. No había que asumir riesgos, sino consolidar posturas. Era otra visión del concilio. En España, luz de Trento y martillo de herejes, el miedo creó estrategas más que pastores y consolidó una Iglesia profiláctica. En Madrid, capital del poder y de la gloria, se diseñó la restauración: un proyecto mediático pivotando en COPE, un proyecto político en el corazón del Partido Popular y un proyecto teológico con eje en la Facultad de Teología San Dámaso, con oxígeno del CEU-San Pablo. El proyecto cultural anda en ciernes y huele a fracaso. Al resto de España se le pide sometimiento a estos proyectos. Como acies ordinata, movimientos eclesiales de cuño conservador toman mando en plaza, mientras el desprecio a la vida religiosa campea a sus anchas. Y en esas andamos, aunque con descarado fracaso: falló el proyecto mediático por la deriva de un fetiche. Falló el proyecto político por la negativa del PP a llevar apellidos democristianos. Peligra el proyecto teológico si se empecinan en excluir y vituperar a otras facultades nodrizas. El cardenal Cisneros puso en marcha su reforma política y cultural sembrando en Alcalá un talante de diálogo, audacia y propuestas que hizo proyectar su nombre más allá de los muros de la historia. Lo hizo con sabiduría y sencillez.

Publicado en el nº 2.668 de Vida Nueva (del 11 al 17 de julio de 2009).

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