Pío XI

Jorge Juan Fdez Sangrador(Jorge Juan Fernández Sangrador– Director de la BAC)

“El Cura de Ars fue canonizado en 1925 por Pío XI, Papa que, para muchos, ha sido el más grande de cuantos ha habido en el siglo xx”

El año 2009 discurre hacia su fin y aunque, en tan sólo cuatro semanas, avance un dígito la cifra del calendario, la Iglesia seguirá celebrando el Año Sacerdotal, que, convocado por Benedicto XVI para conmemorar a Juan María Vianney en el sesquicentenario de su tránsito a la vida eterna, acaecido el 4 de agosto de 1859, será clausurado el 19 de junio de 2010.

El Cura de Ars fue canonizado en 1925 por Pío XI, Papa que, para muchos, ha sido el más grande de cuantos ha habido en el siglo xx. Proclamó significativos santos y doctores de la Iglesia, publicó treinta y una encíclicas, firmó veintitrés acuerdos internacionales, resolvió la cuestión romana, impulsó las misiones, organizó la Acción Católica, condenó nacionalismos y totalitarismos, delineó el perfil del sacerdocio católico y del matrimonio cristiano, veló por la educación y la paz social. Esto, entre otras muchas cosas. Además, por ser papa en años convulsos de la historia de España, la documentación pontificia de ese período es de especial interés para los investigadores de cuanto sucedió en aquel tiempo.

Antes de ser obispo de Roma, Achille Ratti fue prefecto de la Biblioteca Ambrosiana y de la Vaticana, nuncio en Polonia, visitador apostólico en varios países y arzobispo de Milán. Pasó casi toda su vida entre libros, lo que no fue óbice para que ejerciese el ministerio petrino al modo de los grandes pastores de la Iglesia; antes al contrario, la bibliofilia contribuyó a que lo desempeñase en grado excelente. Los libros… y su carácter. Menudo era. Baste aducir como ejemplo de su temple, fortaleza y altura de miras, que, ya en su juventud, siendo amante del alpinismo, abrió una ruta nueva en el Mont Blanc: la vía Ratti. Y como ésta, después, en la Iglesia, otras, que empezó a trazar, silente, entre anaqueles.

jjfernandezs@vidanueva.es

En el nº 2.686 de Vida Nueva.

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