Pastoral

berzosa-p(+ Raúl Berzosa– Obispo)

“De sus escritos [de Benedicto XVI] apunto algunas claves: (…) El efecto ‘asumidor-sanador-elevador’. El cristianismo no sólo da sentido, sino que purifica y eleva”

Me atrevo a releer a Benedicto XVI en clave pastoral. De sus escritos apunto algunas claves: El efecto surfing, o no tener miedo a una inmersión en todo lo humano para emerger hacia lo divino. Pastoral de “ejemplaridad de los santos”, quienes nos muestran que el cristianismo no es utopía o ideología o filosofía o leyenda; ha sido encarnado por hombres que han llegado a la plenitud de vida y a su realización más plena. El efecto dominó, en cuanto el Papa está convencido de que el esplendor de la verdad, de la bondad y de la belleza se imponen por sí mismos. Es lo que cada persona ansía desde su hontanar. El efecto “asumidor-sanador-elevador”. El cristianismo no sólo da sentido, sino que purifica y eleva. Para explicarlo, pone el ejemplo de Miguel Ángel: con su mirada de artista veía en la piedra que tenía ante sus ojos la imagen-guía que esperaba secretamente ser liberada y sacada a la luz. La tarea del artista consistía sólo en quitar lo que cubría a la imagen. En el caso del hombre, se trata de liberarlo de todas las escorias que oscurecen el aspecto auténtico de su ser y que le hacen parecer como un bloque de piedra bruto cuando, por el contrario, habita en él la forma divina por el Espíritu. La terapia integral del amor, que le hace exclamar como H.U. von Baltasar: “Sólo el amor es creativo”; y, “un hombre sólo ve en la medida en la que ama”. La complementariedad entre fe-razón: porque no son ni enemigas ni extrañas, sino compañeras de camino y complementarias. Como el dogma cristológico: entre lo humano y lo divino existe una relación “sin separación ni división; sin confusión ni cambio”. Finalmente, nunca olvidar el Triple programa del Vaticano II: vuelta a las fuentes genuinas de la revelación, diálogo con la cultura y la mentalidad de hoy y pastoralidad, para saber dar respuesta a los problemas del hombre contemporáneo.

En el nº 2.669 de Vida Nueva.

Compartir