Pastoral universitaria

CARLOS AMIGO VALLEJO | Cardenal arzobispo emérito de Sevilla

“No es infrecuente la pretensión de marginar lo católico refugiándose en el falso pretexto de la pluralidad religiosa en la universida. Una pastoral universitaria actualizada es la que intenta promover el diálogo fe-cultura y la presencia de la Iglesia en el ámbito universitario”.

Hace poco, se celebraba en Madrid el encuentro europeo de pastoral universitaria, en el que se reunían y participaban una serie de obispos y delegados de este sector tan importante como es el de la presencia evangelizadora de la Iglesia en la universidad.

Para la universidad es imprescindible la formación científica y cultural de las personas que a ella acuden, siempre teniendo el pensamiento como un servicio a la sociedad. Es un contrasentido a la misma identidad universitaria, que es estar abierta a cuantos a ella llegan, la negación de lo trascendente, de la reflexión acerca de Dios. La universidad no puede poner puerta alguna a la libertad de conocimiento, a la posibilidad, cuando menos, de unas hipótesis que pueden tener su verificación en un ámbito distinto de lo meramente positivo.

Para el hombre de fe, la vida descansa en Dios. Naturalmente, este es el primero y el más profundo de los convencimientos. Ahora bien, se necesita hacer una verdadera campaña intelectual de acercamiento del hombre al verdadero conocimiento y a la aceptación de Dios como última e incuestionable razón de la existencia.

Dios será lo primero, y habrá que superar esos horizontes de rígidos intelectualismos que anulan la capacidad de poder seguir siempre adelante, más allá de los límites de la inteligencia del conocimiento sensible e, incluso, metafísico. Con Dios es posible un salto más allá del conocimiento de la propia ciencia.

El hombre no puede prescindir de una reflexión seria
acerca de su principio y destino.
Esta persona, que piensa y siente,
tiene que enfrentarse con los desafíos de una nueva cultura.

El hombre no puede prescindir de una reflexión seria acerca de su principio y destino. Esta persona, que piensa y siente, tiene que enfrentarse con los desafíos de una nueva cultura, que lo ha de ser de libertad y de honestidad intelectual. Esta nueva cultura es un reto continuo al hombre. Lo desafía. Sobre todo, interpela al hombre creyente para que ofrezca una respuesta desde la fe, asumiendo al mismo hombre en su historicidad, dándole razones para vivir y para esperar, ayudándole a construir y afianzar los valores y derechos indeclinables y fundamentales, abriéndole a una solidaridad más universal, y, también, empeñándose en una reacción valiente y positiva ante la contracultura del fatalismo, el subjetivismo moral nihilista, el panculturalismo sustitucionista de lo religioso, la secularización o el materialismo en todas sus formas.

No es infrecuente la pretensión de marginar lo católico refugiándose en el falso pretexto de la pluralidad religiosa en la universidad. Una pastoral universitaria actualizada es la que intenta promover el diálogo fe-cultura y la presencia de la Iglesia en el ámbito universitario, ofreciendo un servicio de asistencia religiosa, dando la prioritaria importancia que ha de tener la liturgia y la espiritualidad. Y sin descuidar tampoco la acción caritativa y social. También promoviendo las asociaciones y movimientos de alumnos y de profesores cristianos.

Decía Benedicto XVI: “La acción pastoral universitaria debe expresarse entonces en todo su valor teológico y espiritual, ayudando a los jóvenes a que la comunión con Cristo los lleve a percibir el misterio más profundo del hombre y de la historia” (Al Encuentro Europeo de Estudiantes Universitarios, 11-7-2009). .

En el nº 2.773 de Vida Nueva.

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