Para nada

José Luis Corzo(José Luis Corzo– Profesor del Instituto Superior de Pastoral de Madrid)) 

“¿La crisis de la Iglesia es ajena a esas otras dos [la del capitalismo y la de África]? Para nada. Si con la que está cayendo alguien pide pan y le das una piedra, le ofendes a él y al Padre Dios”

¿Está en crisis el capitalismo? Para nada. Si acaso, los bancos. ¿Está en crisis África? Para nada. Salvo lo del preservativo. ¿Está en crisis la Iglesia? Para nada. Es el relativismo que nos invade. Para nada es la nueva forma de decir que no; con un matiz: si algo no sirve para nada, no existe. Todo ha de ser útil. Esas tres crisis estorban, hay que negarlas.

Aunque yo, obsesionado, sigo los telediarios, la prensa, los discursos, a ver si pronto oigo decir esto a alguien: el capitalismo se hunde -sin marxismo ni nada- por saturación; faltan compradores de lo mucho que se produce. Es inútil trucar el mercado con mano de obra esclava, o con energías y materias primas que matan el planeta, o vendiendo humo y espejismos (especular) con pisos o títulos bancarios de a diez, cotizados a cien. Y, de hecho, si África no existe es porque, saqueada, no compra ni medicamentos ni preservativos siquiera. En el mercado global, peor que producir poco es comprar poco. Así que, para mantener el sistema, nos urge un gran plan occidental que haga consumir a los africanos (y, de paso, justicia).  

¿Escucharé esto alguna vez? Para nada. El rico jamás hará las reformas que necesita el pobre, si tiene que renunciar a un solo privilegio. Sin embargo, ahora asoma una novedad: los gritos de África ya se oyen cerca. En Internet, Eclesalia, he podido leer el de un camerunés escolapio, Tagne, que repite con el Papa ¡justicia y reconciliación!, no preservativos (que, de paso, reducen nuestra natalidad).

Y ¿la crisis de la Iglesia es ajena a esas otras dos? Para nada. Si con la que está cayendo alguien pide pan y le das una piedra, le ofendes a él y al Padre Dios. Si la Iglesia se distrae ahora, en este momento, con otros discursos, no servirá para nada. Mala sal.

En el nº 2.661 de Vida Nueva.

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