Otra forma de estar y acoger

(José I. López– Periodista del diario La Nación de Buenos Aires)

“En las entrañas de la crisis institucional afloran muchos caminos para la conversión de toda la Iglesia a nuevas formas de presencia y de diálogo con las variadas realidades humanas. Porque las cuestiones tan delicadas vividas en la actualidad requieren dejar de lado actitudes de conflicto o condena”

Ahora los indicadores del tiempo de crisis y de búsqueda por el que se atraviesa procedieron del III Congreso Latinoamericano y del Caribe de Movimientos Eclesiales y Nuevas Comunidades, realizado por el Departamento de Comunión Eclesial y Diálogo del CELAM, en la ciudad de Atyrá (Paraguay). Sin nublar el propósito de contribuir a la conversión pastoral convocada por Aparecida, buscado por éste y tantos otros encuentros, ni atenuar el testimonio de comunión en la diversidad declarado por sus participantes, se trata de advertir la debilidad y falta de sintonía de los diagnósticos y propuestas que afloran. Es que la crisis institucional, fruto de una larga parálisis operativa y profética de las Iglesias locales ante el ejercicio del poder absoluto central, contiene también en su raíz el rechazo a la perspectiva pastoral de renovación.

Todo eso dificulta y parece tornar a veces inviable la concreción de una nueva postura eclesial frente a la realidad histórica del mundo, según bien lo postula Amerindia en el análisis socioeclesial del primer semestre de este año 2010 (www.amerindiaenlared.org).

En las entrañas de la crisis institucional afloran muchos caminos para la conversión de toda la Iglesia a nuevas formas de presencia y de diálogo con las variadas realidades humanas.
Porque las cuestiones tan delicadas vividas en la actualidad requieren dejar de lado actitudes de conflicto o condena. La historia de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, marcada por lo relativo, es difícil, dolorosa y progresiva, y necesita ser evangélicamente acogida con ternura y compasión.

Dolorosos para la comunidad eclesial, los signos de los tiempos requieren hoy mucho más que simple buena voluntad para ser interpretados. Demandan disposición de conversión, actitud de diálogo misericordioso con la historia, con las culturas, incluso en sus errores y contradicciones.

jilopez@vidanueva.es

En el nº 2.726 de Vida Nueva.

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