#ObrigadoJMJ por ser parte en la distancia

ilustración de Jaime Diz para artículo Obrigado JMJ 2859

Amplia cobertura digital de la JMJ Río 2013 desde Vida Nueva

ilustración de Jaime Diz para artículo Obrigado JMJ 2859

MARÍA GÓMEZ | La etiqueta #ObrigadoJMJ empezó a promoverse en Twitter el domingo 28 de julio para compartir mensajes de agradecimiento hacia la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que enfilaba su recta final.

Y era emocionante seguir la conversación generada en torno a esa etiqueta (hashtag, en su nombre técnico) y otras similares: #ObrigadoFrancisco, #Francisco, #JMJ, #Río2013, etc., de tal manera que los que no pudimos viajar a Río de Janeiro, a través de las redes sociales sí nos sentíamos vinculados en cierta manera a los tres millones de peregrinos allí, y también entre nosotros.

Y esa es la fuerza de estos nuevos medios: su capacidad para formar comunidades. Virtuales, sí, pero de personas reales.

Era fantástico saberse en un lugar no físico en el que daba igual si uno estaba de vacaciones, o en la oficina rodeado de gente, o en casa ante el televisor y con la tableta en la mano. Uno se descubría llorando sin querer, o sin dejar de sonreír, y se daba cuenta de que era lo mismo que le estaba pasando a millones de personas en todo el mundo; no es que lo intuyera, es que ellos mismos lo describían así. Porque no se trata de ver al Papa por televisión o por los varios sitios de Internet que pinchaban la señal del Centro Televisivo Vaticano (¡gracias!). Se trata de verle y sentirse acompañado.

Aclaración: nada como haber estado en Copacabana, o en Varginha, o en la Catedral de San Sebastián y haber gritado: “¡Síii! ¡Queremos lío!”. Lo virtual no supera las sensaciones tangibles, y eso se encargó de recordarlo la meditación en la décima estación del Vía Crucis del viernes: “Que tu gracia nos enseñe los caminos para evangelizar el continente digital y nos haga estar atentos a la posible dependencia o confusión entre lo real y lo virtual, corriendo el riesgo de dispensar el encuentro con las personas por los contactos en la Red”.

Conocida la advertencia, lo cierto es que Río fue esos días “el centro de la Iglesia”, y las redes sociales éramos las periferias sedientas de compartirlo.

En esencia, compartir

El planteamiento de Vida Nueva para afrontar la cobertura digital de esta JMJ parte de esa misma intención: hacernos presentes en Internet creando y dinamizando comunidades de personas con intereses comunes y unidas por las ganas de compartir esta experiencia. Es algo que se sale del ritmo habitual en nuestro trabajo web, pero no era nuevo. De hecho, nos estrenamos en las redes sociales precisamente en la JMJ de Madrid en 2011, informando de los actos centrales y todos los movimientos de Benedicto XVI.

En Río 2013 hemos dado un paso más. Sobre todo desde Twitter, pero también en Facebook, hemos querido ser una voz que informara y guiara, y además que compartiera. Es un salto considerable, porque en la web 2.0, en la llamada web social que hoy habitamos, yo ya no soy un medio de comunicación que emite y tú solo recibes, sino que yo me pongo a la escucha, y en tiempo real, tú puedes contestarme y contárselo a tus amigos y yo a los míos, y entre todos generamos esa comunidad que buscábamos. Y a nosotros eso nos ha encantado.

Nos han gustado mucho los mensajes felicitándonos por el esfuerzo; nos indican que no vamos por mal camino. Nos ha gustado que esos nuevos amigos (esta semana han “llegado” casi tantos como en todo el mes anterior) que no nos conocían hayan entrado en VidaNueva.es de manera masiva para leer las informaciones o los discursos de Francisco a los poco minutos de haberlos pronunciado, o ver las fotos que íbamos dejando en nuestro Especial.

Nos ha gustado especialmente que muchos de los lectores habituales, de los que estáis palpando ahora esta revista, nos hayáis acompañado en directo; nos hace pensar que necesitáis más de nosotros, lo cual es una responsabilidad, pero también una gran satisfacción. En directo y a posteriori, compartiendo los artículos y las crónicas, acudiendo de nuevo para revivirlo todo…

Y nos ha agradado confirmar que el proyecto global de Vida Nueva tiene una pata también en lo digital, en lo que a trabajo en equipo se refiere, pero también por esa audiencia compartida a ambos lados del océano, que no ha preguntado por el apellido (España, Colombia, México o Cono Sur) para entrar a la casa; de nosotros depende buscar las fórmulas para que se queden.

El reto ha sido superado. No esperaremos a Cracovia 2016 para demostrar que podemos afrontar el siguiente. ¿Te gustará seguirnos?

En el nº 2.859 de Vida Nueva

Número especial JMJ de Vida Nueva

ESPECIAL WEB: JMJ RÍO 2013

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