Obama: La audacia de la esperanza

(Lucía Ramón– Profesora de la Cátedra de las Tres Religiones de la Universidad de Valencia)

“Barack Husein Obama es un presidente creyente, pero su forma de entender a Dios y responder a su llamada es bien diferente a la de su predecesor. Su fe se enraíza en la comunidad afroamericana cristiana y en sus luchas pacíficas por la libertad y la dignidad”

Aunque se ha hablado poco de ello, la espiritualidad del nuevo inquilino de la Casa Blanca es tan llamativa como el color de su piel. Acabamos de celebrar la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos y no he dejado de pensar en el nuevo rostro del cristianismo que este hermano en la fe nos ofrece. Barack Husein Obama es un presidente creyente, pero su forma de entender a Dios y responder a su llamada es bien diferente a la de su predecesor. Su fe se enraíza en la comunidad afroamericana cristiana y en sus luchas pacíficas por la libertad y la dignidad, lo que le hace mirar la realidad desde una perspectiva poco habitual para un político de éxito: la de una minoría marginada. Pero sorprende también en su discurso y en su biografía la ausencia de victimismo y la audacia de la esperanza, título de uno de sus libros.

Obama propone una esperanza responsable, realista y comprometida, enraizada en lo mejor de su tradición y con un fuerte sentido del servicio a la comunidad. Una esperanza lúcida y autocrítica, que reconoce los males que han dado lugar a la actual crisis: codicia, irresponsabilidad e incapacidad colectiva para tomar decisiones difíciles y prepararnos para una nueva era. Su apelación a escoger “la esperanza por encima del miedo y el propósito común por encima del conflicto y la discordia”, en lugar de buscar chivos expiatorios, se ha convertido en un signo de los tiempos.

Poco antes de las elecciones, Aryanna Harris, una secretaria de 34 años, a la salida del servicio dominical de la Iglesia en la que Obama se bautizó, declaraba a La Nación: “No es que nuestra vida diaria vaya a cambiar con él, pero sí nuestra confianza en nosotros, nuestra visión de nosotros mismos, de nuestras posibilidades”.

En el nº 2.646 de Vida Nueva.

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