¡No a las rebajas!

Sebastià Taltavull, obispo auxiliar de Barcelona SEBASTIÀ TALTAVULL ANGLADA | Obispo auxiliar de Barcelona

La limpieza con la que el papa Francisco nos presenta cómo vivir nuestro encuentro personal con Cristo y trabajar con constancia la comunión fraterna hace que, con realismo y mucha sinceridad, seamos conscientes de que hay ofertas que nos proponen grandes rebajas, cuando no la renuncia a muchos compromisos contraídos. Nos habla de acedía egoísta, de pesimismo estéril, de conciencia de derrota, de desierto espiritual, de tendencia a la sospecha, de desconfianza permanente, de pretensión inquisitorial, de mundanidad espiritual. Y, con ello, la advertencia de sutiles tentaciones que acaban robándonos la paz interior para introducirnos en un vacío existencial del que resulta difícil salirse.

Parece mentira que algo tan repugnante llegue a ser lo más atractivo y sugerente.

Por ello, hay quien recurre a la tentación de excluir a Dios como origen de todo cuanto existe y ha sido creado; la tentación de decirle constantemente a Dios “no te necesito” o “no me interesas”, prefiriendo el debilitamiento que da paso a la indiferencia; la tentación de organizar la vida al margen del Evangelio, como si no fuésemos cristianos; la tentación de dar prioridad a toda pretensión egoísta, situando nuestro “yo” personal en el centro de todo.

Se nos presenta también la tentación de no reconocer nuestras equivocaciones y somos hábiles para culpabilizar siempre a los demás; la tentación de querer “dominar” al otro, haciéndolo objeto de mis caprichos y egoísmo; la tentación de insolidaridad, que cierra el corazón a tanta necesidad de ayuda humanitaria y acción inmediata; la tentación de autosuficiencia, que nos blinda dentro de nuestras seguridades materiales y ciega nuestros ojos para que no veamos la necesidad del otro; la tentación de agresividad física y verbal que lleva a la crispación y a la desconfianza.

Publicado en el número 3.025 de Vida Nueva. Ver sumario

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