Mentiras

Chema Caballero(Chema Caballero– Misionero javeriano en Sierra Leona)

“Recuerdo que cuando entré en la sala me temblaba todo el cuerpo, pero encontré en la frialdad e indiferencia que desprendía Taylor, la fuerza para llevar adelante mi testimonio. Bastaría con ver las fotos de los niños soldados de Liberia hechas por Gervasio Sánchez para demostrar que Taylor miente”

En el discurso que el presidente norteamericano, Barack Obama, pronunció ante el Parlamento de Ghana durante su primera visita a un país del África subsahariana, éste dijo que “Occidente no es responsable (…) de las guerras donde se alista a niños como combatientes”.

Pocos días después de esta afirmación, se reanudaba en La Haya el juicio del Tribunal especial para Sierra Leona contra el ex presidente liberiano, Charles Taylor, que se declaró inocente de los once cargos de graves violaciones de la ley humanitaria internacional que se le imputan, entre ellos, el de secuestro y uso de menores como soldados y esclavas sexuales. Taylor también dijo que nunca hubo menores de 17 años en las filas del NPFL, el grupo guerrillero que él lideró.

Me da mucha rabia cuando oigo estas afirmaciones que intentan negar lo evidente. Y me he acordado de cuando el 18 de enero de 2008 empecé mi testimonio en La Haya como perito en el tema de menores soldados.

Cuando accedí a la sala del juicio, justo enfrente de la puerta de entrada, al otro lado del tribunal, sentado detrás de sus abogados, se encontraba Charles Taylor, protegido tras sus eternas gafas de tinte amarillo que no me permitieron ver sus ojos cuando le miré fijamente.

Recuerdo que cuando entré en la sala me temblaba todo el cuerpo, pero encontré en la frialdad e indiferencia que desprendía Taylor, la fuerza para llevar adelante mi testimonio.

Bastaría con ver las fotos de los niños soldados de Liberia hechas por Gervasio Sánchez para demostrar que Taylor miente.

Y bastaría con acordarse de la lucha por el control de las materias primas que se da en África y el tráfico de armas, para preguntarse por qué Obama también miente.

En el nº 2.672 de Vida Nueva.

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