Los y las delincuentes

Alberto Iniesta(Alberto Iniesta– Obispo auxiliar emérito de Madrid)

“Es cierto que la mano que mece la cuna ha influido en el mundo, indirecta, pero muy realmente. De todos modos, si las mujeres hubieran tenido el poder en sus manos, cuesta trabajo pensar que hubieran enviado a los hijos de sus entrañas a las trincheras”

Recientemente, se ha estudiado en América y Europa la relación entre la delincuencia y la mujer, confirmándose que las mujeres delinquen mucho menos que los varones; alrededor de un diez por ciento. Se puede preguntar si el hecho es un efecto de la cultura o de la naturaleza. Es decir, que una cultura con determinada orientación social ya educa desde el principio con una tendencia u otra. Según una estadística de 2008, en España había 67.105 reclusos, mientras que las reclusas eran 5.919, incluso menos del diez por ciento. ¿Por qué?

Cuando la mujer estaba atada a la maternidad y a la domesticidad, como decía Lombroso en el siglo XIX, podría explicarse por influencia histórica y cultural. Pero ahora, cuando la mujer tiene completa libertad en la sociedad, no tiene explicación.

Es notable que en el relato de la Pasión del Señor, todos los que le abandonaron, le detuvieron, le humillaron, le torturaron y le crucificaron eran varones, mientras que solamente unas pocas mujeres le compadecieron, le consolaron y le acompañaron hasta la muerte.

Si se permite un poco de humor y de utopía utópica, podríamos recordar aquel coro de una zarzuela que decía: “Si las mujeres mandasen / en vez de mandar los hombres, / serían mucho más felices / los pueblos y las naciones”.

Es cierto que la mano que mece la cuna ha influido en el mundo, indirecta, pero muy realmente. De todos modos, si las mujeres hubieran tenido el poder en sus manos, cuesta trabajo pensar que hubieran enviado a los hijos de sus entrañas a las trincheras de tantas guerras que han asolado el mundo.

Recientemente ha sido noticia en España la primera mujer que ha ascendido a teniente coronel en el Ejército. Quizá podríamos aplicar aquí las palabras del libro del Génesis: No es bueno que el varón esté solo. Es bueno, en cambio, que la mujer se siga incorporando al varón en la gestión del bien común.

ainiesta@vidanueva.es

En el nº 2.688 de Vida Nueva.

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