JUAN RUBIO, director de Vida Nueva | No parecen tener fácil algunas congregaciones religiosas sus proyectos de unificación de provincias en España. Las hay que la han realizado con éxito, aunque con recelos, pero las hay que, embarcadas como están en la tarea, encuentran obstáculos que proceden fundamentalmente de reticencias geográficas, por un lado, y de la forma de armonizar las llamadas obras, que son los colegios, hospitales, asilos…, por otro.
Se les pide un paso en común para aunar fuerzas y sumar voluntades de cara a un proyecto evangelizador más global, más universal y más efectivo. Mientras que en otros continentes hay congregaciones que ven aumentar sus vocaciones, en Europa disminuyen.
Hace falta generosidad y apertura de miras para saber rentabilizar los recursos. Lo contrario es aldeanismo puro.
Mucho tendrán que trabajar los responsables y equipos provinciales para escuchar, discernir, actuar y ponerse las pilas. De lo que se trata es de seguir siendo auténticos religiosos en una Iglesia que los necesita y en un mundo en el que son necesarios. Lo demás es geografía y geopolítica, que también debe ser revisada en el panorama diocesano de España, no solo en el de la Vida Religiosa. Los números preocupan , pero la calidad y el reparto han de ser prioritarios.
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En el nº 2.756 de Vida Nueva.